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Espacios Familiares 0-3: un refugio de aprendizaje y apoyo mutuo
20.11.24
5 minutos de lecturaLa etapa inicial de la vida es determinante en el desarrollo de la infancia. De ahí la importancia de proyectos como los Espacios Familiares 0-3, una iniciativa pionera de apoyo a la primera infancia para familias en situación de vulnerabilidad social impulsada por el programa CaixaProinfancia de la Fundación ”la Caixa”.
Su propósito es mejorar las competencias parentales, las habilidades sociales y la empleabilidad de las familias participantes, así como favorecer el desarrollo psicomotor de los menores.
El programa piloto se llevó a cabo el curso pasado en 20 entidades sociales colaboradoras del programa CaixaProinfancia de 9 comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, islas Canarias, Castilla y León, Cataluña, Comunitat Valenciana, País Vasco, Comunidad de Madrid y Región de Murcia).
A partir de este curso se amplía a 30 entidades e irán aumentando progresivamente en los territorios en los que se desarrolla CaixaProinfancia.
Una de las entidades que lleva a cabo el proyecto Espacios Familiares 0-3 es la Fundación de la Esperanza, en Barcelona. Soledad García, psicopedagoga, especialista en acompañamiento durante la maternidad y la crianza, y educadora infantil en el espacio de esta entidad, cuenta: «La iniciativa surge de la necesidad de ampliar el acompañamiento a las familias desde dos líneas muy claras: el acompañamiento social, a través de la figura de la trabajadora social; y el acompañamiento familiar en el ámbito educativo, mediante una educadora infantil y actividades dirigidas a trabajar diferentes temas relacionados con la crianza».
Además, el espacio también funciona «como lugar de encuentro y relación entre las familias, que pueden compartir experiencias y ampliar su red social».
Las familias participantes
El proyecto acompaña a familias en situación de vulnerabilidad y con poca red social en el territorio, mayoritariamente familias que han vivido un proceso migratorio y que, por tanto, tienen a su familia y su red social en el país de origen. «Muchas familias están muy solas, viviendo un duelo migratorio; algunas están en situación administrativa irregular, con dificultad para acceder al mundo laboral, con una realidad habitacional muy vulnerable o con diferentes situaciones que pueden hacer que la maternidad, una etapa ya vulnerable de por sí, se viva con mayor fragilidad», explica Soledad.
Suelen llegar derivadas por los servicios sociales o los centros de salud de atención primaria. También pueden haber pasado previamente por un centro de desarrollo infantil y atención precoz municipal o por diferentes entidades del territorio en las que su trabajador/a o educador/a social detecta alguna necesidad y decide derivarlas. «Muchas personas también se acercan a nosotros gracias al boca a boca», confiesa Soledad.
Una de las usuarias es Maryam, una mujer paquistaní de 33 años que vive en España hace casi 19. Es madre de tres hijas y acude al espacio con la más pequeña. «Conocí el proyecto por unas amigas y me encanta. Todo el mundo es muy amable, aprendemos a cuidar de nuestros bebés. Ha supuesto un cambio muy positivo en la vida de mi familia», asegura.
Otra de las madres que acude al espacio es Sherley, que llegó de Perú hace tres años. «Una terapeuta que atendía a mi hija me habló de este proyecto de CaixaProinfancia», recuerda. «Quería que Rebecca se relacionara con otros niños y el personal del proyecto me recibió muy bien, hicieron que nos sintiéramos parte de una familia. Es un espacio donde se nos da amor, se nos apoya mucho y los pequeños se divierten y aprenden».
Los recursos del proyecto
Los Talleres Familiares son la esencia de la vertiente educativa del proyecto. Acuden entre seis y ocho familias con hijos e hijas del mismo grupo de edad una o dos veces a la semana. «El objetivo es facilitar la relación entre la madre o el padre y el niño o la niña para favorecer su desarrollo integral», explica Soledad, que añade: «Son un espacio de vínculo alejado del ritmo diario».
En estos espacios, las familias se sienten seguras y sostenidas, pueden compartir sus inquietudes y sentir que no están solas. «Hoy en día, las maternidades son cada vez más solitarias, pero venir aquí hace que sean un poco más solidarias: se generan muchas acciones de apoyo y ayuda mutua, se da valor a las experiencias de todas las familias y estas se sienten reconocidas y validadas. Son un aprendizaje muy enriquecedor a muchos niveles y en ellos la dimensión intercultural y la diversidad son muy importantes», explica la psicopedagoga.
Los Encuentros 0-3, que están pensados para que las familias puedan conocerse y compartir inquietudes, facilitan la evaluación de competencias parentales y el desarrollo infantil. «También los aprovechamos para celebrar diferentes festividades locales o las propias de la cultura de las familias que vienen al espacio, como la finalización del Ramadán (Eid), que celebramos con una fiesta conjunta muy bonita que las familias aprecian mucho», afirma Soledad.
Además, las familias pueden disfrutar del servicio de apoyo a la inserción laboral, con itinerarios de inserción personalizados, y también reciben una ayuda económica anual de 900 euros destinada a hacer frente a los gastos de su hijo o hija.
Un segundo hogar
Soledad reconoce que es emocionante poder acompañar a las familias en todo el proceso que hacen. Recuerda que, «en ocasiones, muchas de ellas llegan inmersas en situaciones de bastante estrés, preocupación, angustia o depresión, pero, gracias al apoyo y a las relaciones que se generan, su estado emocional y el bienestar general de la familia mejora significativamente. Es un espacio de promoción de la salud mental, la resiliencia y el cuidado mutuo».
La valoración de las familias sobre la experiencia en este espacio familiar es muy positiva. «Yo recomiendo a todas las madres que conozco que se acerquen al espacio», asegura Maryam, y añade: «La experiencia es maravillosa y merece mucho la pena». Sherley también la recomendaría con los ojos cerrados: «Es un segundo hogar».