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Lídia Farré: «La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres mejora la economía»

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Lídia Farré, investigadora del Instituto de Análisis Económico del CSIC y de la Barcelona School of Economics.
© Adrián Quiroga. Fundación "la Caixa"

Lídia Farré: «La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres mejora la economía»

Barcelona

07.03.24

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Lídia Farré Olalla

Científica titular del IAE-CSIC y profesora asociada de la Barcelona School of Economics

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Salarios más bajos, menos tiempo libre, más responsabilidad en el hogar, penalización laboral por ser madres… La brecha de género aún está a la orden del día en 2024, aunque con algunos avances. Hablamos con Lídia Farré, investigadora del Instituto de Análisis Económico del CSIC y de la Barcelona School of Economics, sobre la situación actual de esta histórica brecha y la importancia de la economía de género para un futuro esperanzador, analizando las principales conclusiones de varios estudios del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.

¿Por qué te parece importante abordar la economía como enfoque de género? 

Porque, además de una cuestión de justicia social, la igualdad de género es también una cuestión de eficiencia económica. Si suponemos que la distribución de habilidades entre hombres y mujeres es parecida, la ausencia de mujeres en diferentes esferas o segmentos de la economía pone de manifiesto que se están malgastando recursos, porque mujeres con mucho talento no están en esas posiciones, no están contribuyendo a la economía. Por tanto, fomentar la igualdad de oportunidades mejoraría la eficiencia económica. 

En 2024, en España: ¿condiciona todavía el género nuestros salarios? 

Mucho. La brecha de género en los salarios está en alrededor del 13 %. También hay brechas importantes en participación y en la distribución ocupacional. Y parte del problema es que existen unas normas sociales que atribuyen a la mujer el papel de cuidadora principal. Y esto hace que las tareas domésticas no se distribuyan de manera equitativa entre hombres y mujeres, lo que acaba fomentando la desigualdad de género dentro del mercado de trabajo. 

Declaraciones de Lídia Farré.© Fundación "la Caixa"
Según el Global Gender Gap Report 2022, la brecha salarial de género en España es del 28 %. Si seguimos a este ritmo, tendrían que pasar 132 años para alcanzar la paridad. Los indicadores más optimistas hablan de 33 años. ¿La sociedad puede permitirse estos plazos? 

Es difícil predecir cuándo o si se va a cerrar la brecha de género. Pero sí es cierto que, a lo largo del siglo pasado, los avances en materia de género han sido de los más significativos. Hubo avances espectaculares en cuanto a participación femenina durante los años 70 y 80, aunque al final de los 90 observamos un estancamiento, como si hubiéramos tocado techo. Identificamos factores muy influyentes que son difíciles de cambiar, como por ejemplo las normas sociales, o que cuando las mujeres se convierten en madres se las penaliza en el mercado laboral. Entonces, hay que encontrar medidas. No nos podemos permitir esperar tantos años como dicen esas predicciones, necesitamos actuar, pero las transformaciones sociales son lentas. 

¿Con qué medidas contamos actualmente para impulsar esta transformación? 

El permiso de paternidad contribuye a incentivar la participación de los hombres en la producción doméstica y esto puede tener repercusiones a largo plazo. Una de ellas es que los menores vean dinámicas familiares menos tradicionales, con más participación de los hombres, y que, por lo tanto, hombres y mujeres tengan un papel parecido dentro y fuera del hogar en las generaciones venideras. 

Lídia Farré: «Para ver un efecto real en el mercado laboral, es necesario un cambio en la distribución del trabajo en el hogar y en las normas sociales».
¿Crees que tenemos buenas perspectivas? 

En estos momentos, las mujeres están igual de capacitadas que los hombres para ser productivas en el mercado de trabajo, pero continúan siendo las principales responsables de las tareas domésticas. Y esto tiene que cambiar con políticas dirigidas a fomentar una distribución más igualitaria dentro del hogar. Para ver un efecto real en el mercado laboral, es necesario un cambio en la distribución del trabajo en el hogar y en las normas sociales.

Personalmente, creo que estamos en la buena dirección. Por ejemplo, España es uno de los países con una política de paternidad más progresista, sobre todo porque no es transferible. Lo tienen que aprovechar los padres o se pierde. Y tenemos evidencia científica de que el permiso de paternidad incentiva la participación de los hombres en la crianza.

¿Cómo afecta esta brecha de género a la salud mental de las mujeres? 

Si las mujeres pierden poder económico, pierden también poder de negociación, ya que los recursos económicos te dan poder de negociación en la familia, te sitúan en una posición en la sociedad. Además, en un estudio reciente del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” vimos que las mujeres acaban trabajando más tiempo total que los hombres entre trabajo remunerado y no remunerado, con lo cual tienen menos tiempo libre, cosa que también afecta a su bienestar mental. 

¿Qué lecciones nos dejó la pandemia de COVID-19? 

Gracias a la financiación de la Fundación ”la Caixa” pudimos llevar a cabo diversos estudios durante la pandemia y en los años siguientes. Observamos que, aunque en 2020 las mujeres asumieron gran parte del incremento de las responsabilidades familiares que hubo durante el confinamiento, asociado sobre todo al cierre de los centros educativos, dos años después esa brecha se había reducido, sobre todo en las horas dedicadas al cuidado de menores. Pensamos que la pandemia dio la oportunidad de conocer los costes de la organización logística. Hubo cambios en los hábitos y quizá los hombres se dieron cuenta de la importancia de su participación en el hogar. 

Lídia Farré: «Aquellos hombres que teletrabajan están más implicados en las tareas domésticas».
¿El teletrabajo está siendo de ayuda para reducir esta histórica brecha? 

Uno de los aspectos que los trabajadores más valoran del teletrabajo es que facilita la conciliación con la vida familiar. Por lo tanto, sí que parece que ayuda y, hasta cierto punto, vemos que aquellos hombres que teletrabajan están más implicados en las tareas domésticas. Pero veo un riesgo: que solo sea la mujer la que opte por el teletrabajo para conciliar y en unos años se asocie a una reducción de salario. 

¿Qué futuro económico crees que les espera a las mujeres? 

Yo soy optimista. La brecha de género es una de las desigualdades que más se ha reducido a lo largo del siglo XX, más que las raciales, por ejemplo. Hemos vivido avances importantes en materia de igualdad de género. 

¿Qué falta por cubrir? 

La participación de las mujeres en las disciplinas STEM, porque justamente están bien pagadas, tienen brechas salariales menores y son más flexibles, y por tanto permiten una mejor conciliación. También falta la presencia de mujeres en cargos directivos, de responsabilidad, tanto en el sector público como en el sector privado, para cambiar las dinámicas dentro de las instituciones. Por ejemplo, sobre la cultura de la presencialidad que hay en España, quizá las mujeres directivas prefieran no estar tantas horas en la oficina, ya que se sabe por datos de otros países europeos que no es necesario para la productividad. 

¿Y qué te gustaría conseguir? 

A nivel académico, entender por qué no desaparece la brecha de género, tratar de erradicarla. Y a nivel personal, que las generaciones más jóvenes fueran realmente igualitarias.