
Estás leyendo:
Estás leyendo:
24.03.25
6 minutos de lecturaEn los últimos 25 años, el tercer sector español ha experimentado una evolución significativa y ha pasado de una labor primordialmente asistencial a un enfoque más holístico y sistémico, centrado en la defensa de derechos y en el empoderamiento. Este cambio se ha visto respaldado por las Convocatorias de Proyectos Sociales de la Fundación ”la Caixa”, que desde 1999 han impulsado más de 23.500 iniciativas. Toni Bruel, colaborador del Área de Relaciones con Entidades Sociales de la Fundación ”la Caixa”, y varios representantes de entidades sociales nos hablan de esta evolución y de los retos que aún quedan por afrontar.
A finales del siglo XX, la acción social en España tenía un marcado carácter asistencial: se entregaban bienes de primera necesidad y se habilitaban servicios esenciales para la población vulnerable. «Atendíamos necesidades puntuales y básicas», recuerda Toni Bruel, colaborador del Área de Relaciones con Entidades Sociales de la Fundación ”la Caixa”. Sin embargo, la experiencia y los aprendizajes acumulados propiciaron un giro en el tercer sector. «Hoy, la atención se basa en escuchar a las personas, conocer su contexto social e integrarlas en itinerarios. El individuo deja de ser solo el beneficiario de las ayudas para convertirse en el protagonista», subraya el experto en ayuda humanitaria, que ha presenciado estos cambios desde la primera línea.
Este nuevo enfoque —más integral, para responder a múltiples vulnerabilidades sociales, y fundamentado en los derechos sociales— se organiza, según Bruel, en torno a cuatro pilares: «la búsqueda de la igualdad de oportunidades, la atención sociosanitaria integral, el fomento de la autonomía personal y la construcción de una sociedad diversa e inclusiva».
En este proceso de transformación ha desempeñado un papel fundamental la Fundación ”la Caixa”, que ha apoyado el cambio a través de sus Convocatorias de Proyectos Sociales. Desde 1999 han respaldado el trabajo de 8.446 entidades y han permitido desarrollar 23.518 proyectos que han beneficiado a más de 10 millones de personas en situación de vulnerabilidad. Para conmemorar los 25 años de estas convocatorias se han celebrado actos por toda España con entidades colaboradoras para analizar la evolución de la acción social del tercer sector y debatir sobre los retos de futuro.
La Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (COGAMI), con 35 años de trayectoria, es un buen ejemplo de este cambio de paradigma. La entidad ha pasado de una acción social habilitadora a trabajar para el empoderamiento y la autonomía de las personas. «Hemos cambiado el modelo asistencialista y médico por uno basado en derechos. Nuestra meta es que la persona con discapacidad pueda gestionar su vida en las mismas condiciones que cualquier otro ciudadano», subraya su presidente, Anxo Queiruga.
Gracias al apoyo de la Fundación ”la Caixa”, COGAMI ha impulsado proyectos que combinan la inserción laboral con la promoción de la vida independiente y la autonomía personal. «Nuestro objetivo es mejorar la inclusión y la normalización, y eso se consigue actuando de forma transversal», añade Queiruga.
Un proceso similar describe Rosa Balaguer, directora general del Casal dels Infants per a l’Acció Social als Barris, en el barrio del Raval de Barcelona. Su asociación pasó de cubrir directamente las necesidades básicas de los niños y jóvenes a los que atendía a apoyarse en el tejido comunitario y complementar el trabajo de los distintos agentes del territorio para garantizar que todas las familias del barrio tuvieran acceso a los servicios clave: «Nos dimos cuenta de que no tenía sentido ofrecer una respuesta global solo a unos pocos menores».
Su labor también ha virado «de la educación en el tiempo libre al desarrollo de competencias clave para superar la exclusión social», y la entidad apuesta cada vez más por intervenciones basadas en evidencias sobre aspectos esenciales para garantizar la igualdad de oportunidades: «Hemos desarrollado de una manera más clara, por ejemplo, toda la atención de 0 a 3 años a través de servicios materno-infantiles».
Por su parte, José Carlos Bermejo, director general del Centro de Humanización de la Salud desde 1992, destaca la evolución de su entidad, dedicada a la atención sociosanitaria, «desde un modelo centrado en satisfacer la dimensión física de la persona, las emergencias, a un enfoque más completo que cuida las seis dimensiones: lo físico, lo cognitivo, lo emocional, lo relacional, lo valórico y lo espiritual». Según Bermejo, se trata de «un proceso de humanización que nos invita a mirar a las personas como somos: dignas y de una categoría bastante distinta al resto de las especies».
El tercer sector debe afrontar hoy retos como el envejecimiento de la población y la concentración urbana, que ya están dibujando nuevas realidades. Daniel Osiàs, director de la Fundación Marianao, alerta del incremento de las desigualdades, que se intensifican en las periferias, y de un aumento de las diversidades y del ya problemático aislamiento social. «Estamos ante un cambio de la composición social, y las entidades sociales tenemos que generar espacios de convivencia y soporte mutuo. Debemos trabajar para vertebrar las comunidades más invisibilizadas y aprovechar la riqueza de la diversidad».
Para ello, Osiàs considera fundamental la construcción de una ciudadanía con una mirada más respetuosa hacia la diversidad, así como la colaboración entre actores. La complejidad actual exige intervenciones coordinadas. «Hablamos de la Administración pública y del sector social, pero también del conjunto de recursos sociales, educativos y sanitarios de los territorios, así como del tejido productivo y empresarial. Actualmente, las entidades sociales estamos liderando la construcción de arquitecturas comunitarias que conecten a todos esos agentes para diseñar respuestas sociales conjuntas».
La polarización, la desigual distribución de la riqueza o la irrupción de la inteligencia artificial son otros de los frentes que, según Toni Bruel, marcarán la hoja de ruta del tercer sector en los próximos años. A ello se suma la amenaza del cambio climático y sus consecuencias sobre las personas más vulnerables, así como el acceso equitativo a la educación y a los avances en biotecnología.
Durante estos 25 años, las Convocatorias de Proyectos Sociales de la Fundación ”la Caixa” han demostrado su capacidad de adaptación a las nuevas realidades y tendencias impulsando la consolidación del tercer sector y transformando millones de vidas. «Caminar juntos de la mano nos permite ampliar la mirada», afirma José Carlos Bermejo. Por otro lado, Anxo Queiruga subraya que «aliados como la Fundación ”la Caixa” son totalmente imprescindibles para seguir avanzando».
Toni Bruel, por su parte, destaca: «En estos años, las convocatorias no solo han acompañado a las entidades, sino que también nos han escuchado y nos han ayudado a introducir novedades para mejorar progresivamente los resultados». Y añade: «La clave está en que sigan incorporando en su planteamiento y en sus condiciones estos cambios sociales para que las organizaciones podamos responder a los nuevos desafíos». El mensaje es claro: evolucionar juntos es imprescindible para mejorar, especialmente si queremos que esas mejoras repercutan en toda la sociedad.