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17.10.25
8 minutos de lecturaA las cuatro de la madrugada, cuando la ciudad duerme, Djogo Barri llega puntual al obrador de la panadería Panic. Este joven de 22 años ha encontrado en el mundo del pan artesanal más que un trabajo: ha hallado un camino para lograr mayor autonomía y estabilidad. Su logro es uno de los casi 25.000 que el programa Incorpora de la Fundación ”la Caixa” ha facilitado en el año 2025, en colaboración con organizaciones sociales como la Fundación San Juan del Castillo y miles de empresas comprometidas.
La jornada en el obrador de Panic empieza con precisión matemática. Djogo identifica y etiqueta cada paquete, distingue entre ocho tipos diferentes de pan —algunos rebanados, otros enteros— y prepara el reparto de pedidos destinados a restaurantes de Madrid. «Me gusta este trabajo», explica el joven. «Tengo que estar concentrado y pendiente de que cada envío llegue al restaurante correspondiente. Me siento bien cuando lo conseguimos sin incidencias».
Cuando Djogo entró a trabajar en el obrador hace dos años no conocía el mundo del pan. Originario de Guinea Conakry, dejó su país cuando estudiaba secundaria.
Aunque realizó una formación básica de electricidad en España y está muy interesado en las energías renovables, su inserción en el mercado laboral ha llegado de la mano de esta panadería, donde ahora se encarga de los repartos. «Es un trabajo que exige mucho del empleado», explica Gean Carlos Sallas, coordinador del obrador. «Tienes que despertarte a las tres de la mañana, llegar aquí a las cuatro en punto, hacer muchas cuentas y prestar mucha atención».
Djogo reconoce que no sabía «prácticamente nada» acerca de cómo funciona un sistema de repartos. Como parte de su itinerario de inserción se le programó un curso en el que Gean empleó con él un método parecido al de ir a la escuela. «Cada día lo enviaba a casa con deberes, simulaciones de entregas que debía resolver», explica. «Me lo traía al día siguiente y yo lo corregía: esto está bien, esto está mal, esto está más o menos... Así fue familiarizándose con el trabajo y hoy es uno de los mejores repartidores que hemos tenido». Este esfuerzo formativo requiere paciencia y el propio Djogo lo valora como fundamental, ya que los primeros días llegaba al trabajo con algo de temor. «Me fueron enseñando poco a poco y me fui acostumbrando, todo ha sido gracias a su ayuda», confiesa.
Desde su creación en 2006, el programa Incorpora de la Fundación ”la Caixa” establece alianzas entre empresas y entidades sociales para ofrecer oportunidades a colectivos con dificultades para acceder a un empleo: personas con discapacidad, jóvenes en riesgo de exclusión, mujeres víctimas de violencia de género y otros grupos vulnerables. Solo en el año 2025 ha servido para atender a 79.792 personas.
Esta labor solo es posible gracias a los 1.032 técnicos de las 413 entidades sociales que colaboran con el programa diseñando itinerarios de inserción personalizados para cada caso. Djogo se benefició de uno de ellos, que incluía orientación laboral, refuerzo emocional, asesoramiento legal y formación, todo de la mano de la Fundación San Juan del Castillo Pueblos Unidos. «Me dieron todo su apoyo y su orientación, me enseñaron a preparar un currículum y a enfrentar una entrevista», rememora el joven.
Candela Cortina, técnica de orientación sociolaboral de la entidad, subraya la importancia de esos preparativos: «Trabajamos para que él mismo supiese identificar su potencial y lo que puede aportar en un trabajo», detalla. «También analizamos a qué tiene que dar importancia en un proceso de selección. Son aspectos fundamentales a la hora de encontrar empleo».
La formación es uno de los recursos que ofrece el programa Incorpora. Durante 2025 se impartieron 181 cursos, en los que participaron 2.483 personas, de las cuales el 59 % accedió a un empleo al finalizar. «El foco está puesto en entrar en el mercado laboral ordinario», explica Cortina. «Una vez que ya tienes cierto recorrido laboral, la situación administrativa regularizada y las necesidades básicas cubiertas, empiezan a surgir los intereses reales de cada persona».
El éxito de esta formación radica en que responde a las necesidades reales de las empresas. Ofrece contenido técnico específico para distintos oficios, prácticas en empresas y refuerzo de habilidades personales esenciales para encontrar y mantener un empleo. «Las empresas no solo valoran el conocimiento técnico», recalca Cortina, «sino también la actitud, las ganas de aprender, la puntualidad o la capacidad de relacionarse con el resto del equipo».
Como programa de inserción sociolaboral, Incorpora no tendría sentido sin la implicación de miles de empresas. En 2025, un total de 10.723 compañías de toda España han colaborado con el proyecto haciendo posibles 31.086 inserciones laborales. Son organizaciones que no solo han encontrado talento, sino que también contribuyen de manera activa a la construcción de una sociedad más justa. «Muchas veces se habla de las empresas como si fueran entes abstractos», subraya Natalia Padrón, técnica de prospección y colaboración con empresas de la Fundación San Juan del Castillo. «Pero las forman personas y son un actor fundamental en el cambio social y la justicia», añade.
La relación fluida entre las entidades sociales y el sector privado es otro pilar del éxito del programa, como demuestra el caso de Panic. La colaboración entre la empresa y la fundación se remonta a 2015, cuando se iniciaron las primeras formaciones de auxiliar de panadería artesanal. Gean valora el trabajo de las técnicas de la fundación: «Se involucran para que todo salga perfecto, están pendientes a lo largo de todo del proceso preguntando cómo van las cosas con tal o cual persona». Para la fundación, «Panic no solo ha sido centro de prácticas, sino que además ha facilitado muchas inserciones de personas que han permanecido en el empleo», subraya Padrón.
La permanencia laboral es especialmente significativa en un contexto donde la rotación de personal puede ser alta. «Djogo ha aportado constancia a este puesto», reconoce Gean. «Antes teníamos muchos problemas con los repartidores. Él llega siempre puntual y hace su trabajo muy bien».
Pero el valor de empresas como Panic va más allá de ofrecer empleos. El ambiente multicultural del obrador refleja otra dimensión del programa: la construcción de comunidades diversas e inclusivas. «Tenemos seis trabajadores africanos, uno italiano y yo, que soy brasileño, y la verdad es que nos llevamos genial», comenta Gean. «Si no te encariñas con las personas con las que trabajas es que no tienes corazón, porque convives con ellas todos los días». Para Djogo, este ambiente convierte su jornada en algo más que una manera de conseguir ingresos: «Además de trabajar juntos somos muy buenos compañeros, estamos muy unidos y nos compenetramos muy bien», describe.
Según Padrón, esta diversidad en las plantillas es «una fuente de enriquecimiento porque las personas de origen extranjero aportan los conocimientos adquiridos en el país de acogida y en el de origen, así como distintas perspectivas para resolver problemas».
Es mediodía y Djogo acaba su jornada laboral mientras los envíos de Panic llegan a su destino. El proceso de elaboración y envío del pan es una buena metáfora del trabajo que se hace en este programa de la Fundación ”la Caixa”. «El pan se hace en distintas culturas y civilizaciones, con diferentes formas», observa Padrón. «Es un trabajo manual donde hay que amasar, donde los tiempos son muy importantes. Para mí, eso ilustra todo lo que representa el proceso migratorio y de inserción sociolaboral».
Djogo se despide de sus compañeros sin saber qué va a hacer el resto del día. Apasionado del boxeo, quizá vaya a entrenar o tal vez vea a algún amigo. En cualquier caso, podrá disfrutar de tiempo libre sin las preocupaciones que tuvo en el pasado. «Trato de no enfocarme demasiado en el futuro, sino estar centrado en el presente», dice. «No sé lo que pasará mañana, pero ahora estoy aquí y estoy bien. Soy feliz».
La Fundación ”la Caixa” se suma al Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza con el compromiso de ofrecer oportunidades a quienes más lo necesitan a través de sus programas. A través de sus programas, impulsa iniciativas sociales y educativas para romper el círculo de la pobreza, la exclusión y la desigualdad, y avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.
En un día como hoy, la historia de Djogo, el compromiso de Panic y el incansable trabajo de la Fundación San Juan del Castillo bajo el paraguas del programa Incorpora nos recuerdan que el empleo es mucho más que una fuente de ingresos: es una herramienta poderosa para dignificar a las personas, fomentar su autonomía y romper el círculo de la pobreza. La inclusión laboral no solo transforma vidas individuales, sino que también construye sociedades más justas, equitativas y prósperas.