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Una silla de ruedas y un barco de vela para llegar a puerto
03.12.24
5 minutos de lecturaDiego tenía 12 años cuando ayudaba a su padre a construir una piragua de fibra de vidrio y navegaban juntos por los paisajes gallegos. Años después le diagnosticaron esclerosis múltiple. Fue precisamente en la consulta de fisioterapia donde encontró un anuncio del programa ESFUERZA, de la Fundación María José Jove, que con el apoyo de la Fundación ”la Caixa” fomenta la integración social a través del deporte adaptado. Gracias a él, Diego se enamoró de la vela.
Cuando habla de navegar a vela, los ojos de Diego se iluminan y despliega sus mejores dotes retóricas: «Te hace notar lo poderoso que es el mar, que es capaz de proporcionar la paz más absoluta o rugir bien fuerte para obligarte a encontrar tus límites. Es tan peligroso y cruel como dulce y hermoso». Cuando navegas tienes que vigilarlo con el respeto que merece, pero al mismo tiempo es inevitable admirarlo. «Lo vigilas, lo respetas, lo disfrutas y lo admiras». En cualquier caso, concluye, en el mar es «imposible ser infeliz porque te hace olvidar todo lo que perdiste, todo lo que te falta, y llegar siempre a puerto».
En la Fundación María José Jove (FMJJ) conocen bien el poder no solo del mar, sino también del deporte acuático para todas aquellas personas que tienen algún tipo de discapacidad.
Esta fundación fue creada en 2003 en memoria de la mujer que le da nombre, María José Jove, siguiendo los valores que la guiaron y a los que dedicó gran parte de su vida antes de su inesperado fallecimiento en el año 2002. Desde entonces, la fundación desarrolla su compromiso en favor de la infancia y la inclusión social.
En este tiempo ha llegado a más de 65.000 personas y sus áreas de actuación incluyen el arte, la educación, la salud y el deporte. En este último ámbito es donde tiene una especial importancia el programa ESFUERZA, creado en A Coruña en 2007 con la ayuda de la Fundación ”la Caixa”, cuyo programa de Convocatorias Sociales da apoyo a más de mil proyectos cada año.
El programa ESFUERZA, dirigido fundamentalmente a personas con diversidad funcional con un grado de discapacidad igual o superior al 33 %, es un referente en España y está dedicado al deporte como actividad para una vida saludable, pero sobre todo como herramienta de inclusión.
A través de deportes adaptados en un marco lúdico, permite mejorar la condición física y generar hábitos saludables, pero también mejorar las relaciones sociales de los participantes, así como su autoestima. Se lleva a cabo durante todo el año con las actividades «Vela inclusiva», «Piragüismo inclusivo», «Pesca viva» y «Acondicionamiento físico» (Residencia Rialta). Además, en verano se incorpora el servicio de ayuda en playa (playa de Oza, A Coruña).
Diego Saavedra Trasancos, de 49 años, descubrió las ventajas de ESFUERZA hace muchos años, casi tantos como el mismo programa. Entonces acababan de diagnosticarle esclerosis múltiple y en la consulta del fisioterapeuta descubrió un anuncio de la asociación que invitaba a probar el deporte en el agua.
Cuando era un niño de 12 años, Diego había ayudado a su padre a construir una piragua de fibra de vidrio y, durante los siguientes veranos, padre e hijo pasaron muchas horas remando juntos por los paisajes gallegos. Ante esta nueva oportunidad, Diego no se lo pensó dos veces y empezó con cursos de piragua adaptada, aunque desde el primer momento quiso probar el deporte al que ahora se declara enganchado: la vela.
«Al principio, los compañeros se reían de mí porque pensaba que los barcos empezaban las regatas parados, como si fueran Fórmula 1». Ahora que ha pasado el tiempo, Diego domina perfectamente el arte de navegar y ha participado en diversos eventos, como el Descenso del Sella Adaptado con la FMJJ, la Semana Blanca ESFUERZA en San Isidro y varias ediciones del Open Náutico ESFUERZA.
Más allá de la adrenalina de las competiciones —Diego se refiere a ellas como «las regatas entre los colegas»—, sabe que los valores del deporte están en otros lugares. «Todos los monitores que he tenido se han portado genial conmigo y me han ayudado en el proceso de adaptación. Cuando empecé a navegar, aunque con dificultades, podía caminar sobre el barco y ahora voy en silla de ruedas. En todo este proceso han estado ahí, cubriéndome las espaldas».
Además, estos eventos permiten que Diego y sus compañeros se junten. «En estas excursiones nos reunimos mucha gente de la zona y nos conocemos todos. A algunos los conocí cuando eran unos chavalitos y hoy se han convertido en hombretones». Unos y otros, más jóvenes o veteranos, forman parte de la gran familia ESFUERZA.
La historia de Diego forma parte del proyecto documental Vidas contadas, 14 historias de superación donde se da voz a personas en riesgo de exclusión que comparten sus aprendizajes con el fin de sensibilizar a la ciudadanía.