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Mohamed Dari: «Muchas lecciones importantes no son académicas, sino personales»
21.03.24
6 minutos de lecturaCon su forma de hablar, Mohamed Dari (Vic, 2004) transmite una madurez que no parece propia de su edad. La misma que ha aplicado a su trayectoria académica, sobre todo cuando la escasez de recursos económicos no se lo ha puesto fácil. Explica su historia en un aula de la Facultad de Informática de la Universitat Politècnica de Catalunya, donde actualmente cursa Ingeniería Informática gracias a una beca de grado de la Fundación ”la Caixa”, que ayuda a estudiantes excelentes con recursos económicos limitados.
Mohamed habla con ternura de su familia, especialmente de su padre, que llegó a España desde Marruecos buscando una oportunidad. Él y su esposa se establecieron en Vic, donde tuvieron cinco hijos, de los que Mohamed es el mayor. «Él trabajó durante 15 años en la construcción, que es una tarea muy dura», explica. «Si alguna vez no tenía ganas de estudiar pensaba en mi padre, en cómo se había esforzado cada día. Desde muy pequeño me ha transmitido que hay que esforzarse para conseguir las cosas, para que la familia esté bien», recuerda. «Él no tiene estudios, no sabe leer ni escribir, pero es muy bonito que me haya ayudado tanto en la vida. No hace falta haber ido a la universidad para enseñar algo importante. Muchas lecciones no son académicas sino personales».
En sus primeros años de escolarización, los padres de Mohamed lo animaban a estudiar, pero nunca lo presionaron para que obtuviera buenos resultados. «Durante la educación primaria ni siquiera mirábamos las notas porque no sabíamos cómo acceder a la plataforma en la que se colgaban», explica con naturalidad. Un día, mientras jugaba al fútbol en el parque, su madre le preguntó a un conocido si podía consultar su evaluación de segundo curso. «A mí no me dijeron qué había sacado», recuerda, pero le aseguraron que no debía preocuparse porque, al parecer, lo estaba haciendo bien.
Mohamed guarda un buen recuerdo de su escuela, donde pronto demostró que tenía dotes para estudiar: «Estaba atento en clase, hacía los deberes y sacaba buenas notas en los exámenes porque lo recordaba todo. Las profesoras decían que se me daba bien». Paradójicamente, la falta de formación de sus padres reforzó su autonomía, ya que, a diferencia de sus compañeros, no tenía a nadie en casa que lo pudiese ayudar con los deberes.
Al terminar la ESO, el cambio a bachillerato supuso un momento decisivo para Mohamed, una encrucijada que le hizo madurar. Es una etapa educativa no obligatoria y en el centro concertado al que iba era más cara. Él ya había asumido que su familia no la podría costear y empezó a plantearse algún ciclo formativo, ya que al menos así podría trabajar. Pero los profesores de su escuela le pidieron que se quedara porque creían que su expediente era muy bueno y tenía que aprovecharlo. Tras conseguir una beca del Ministerio de Educación para cubrir los gastos de aquellos dos años, se comprometió con un propósito: «Si solo me dedico a estudiar, tengo que hacerlo bien, no desperdiciar esta oportunidad».
Mohamed recuerda su primer examen de bachillerato con claridad, el de la asignatura Economía de la Empresa: «Quería un 10, lo quería mucho, quería la máxima nota». Y la consiguió. A partir de entonces se repitió lo mismo en todas las pruebas. No era capaz de estudiar solo para aprobar, necesitaba dar todo lo que podía. Esa exigencia no perseguía un objetivo concreto porque no sabía lo que quería estudiar en caso de ir a la universidad. Simplemente era un reto personal: hacerlo lo mejor posible en todos los exámenes.
Impresionados por las notas de Mohamed, sus amigos le insistieron en que se informara sobre ayudas para ir a la universidad. Una tarde, buscando información por internet, se topó con las becas de grado de la Fundación ”la Caixa” y quedó impresionado por todo lo que ofrecían. Sabía que era difícil conseguir una, pero presentó su solicitud. Ahora, en su segundo año disfrutando de la beca, no se arrepiente: «Estoy muy agradecido porque me aporta unos recursos que no solo son económicos. Los becarios también tenemos la oportunidad de hacer cursos de inglés y disponemos de un orientador con el que hablamos cada dos semanas sobre temas académicos, pero también sobre cómo estamos emocionalmente. Se nos acompaña en ese camino y es algo que aprecio mucho».
Con el apoyo de la beca cursó el primer año de Filosofía, Política y Economía; pero no le convenció y ahora estudia el grado de Ingeniería Informática y está satisfecho con el cambio, no solo por las perspectivas laborales: «Aquí he conocido a gente magnífica, muy buena, inteligente y trabajadora, personas de las que se aprende muchísimo. Me ha aportado un montón, no solo en lo académico».
Echando la vista atrás, Mohamed cree que, de no haber obtenido la beca, habría dejado los estudios. Aunque no le gusta pensar en ello, tiene una visión sobre lo que puede estar haciendo en los próximos años. De momento le gustaría seguir estudiando en algún campo relacionado con la informática, como la ciencia de datos o la ciberseguridad. Pero su sueño es crear algo desde cero por sí mismo, como una aplicación o un servicio web: «Es un reto personal, crear algo útil para la sociedad a través de la programación», explica con ilusión. «Es algo que me veo haciendo».
Por el momento, el empuje de Mohamed ya ha tenido un impacto en su entorno. Sus hermanos lo han tomado como fuente de inspiración y dedican más tiempo a su formación. Mohamed los ayuda en todo lo que puede y tiene claro el consejo que les daría a ellos y a otros jóvenes que se encuentren en una situación similar a la suya: «Les diría que se esfuercen mucho en sus estudios porque no saben las recompensas que pueden tener a largo plazo», dice con convicción. «Que estudien, y las recompensas ya llegarán».
Convocatoria de becas de grado 2024
Hasta el 31 de mayo se pueden enviar candidaturas para la convocatoria de 2024 de las becas de grado. Estas becas incluyen 600 euros al mes durante toda la beca, 600 euros al inicio de la beca para equipamiento informático y material, la matrícula de los estudios, ayudas adicionales para estancias internacionales, cursos de inglés, un programa de orientación académica personalizado y formación en habilidades transversales.
Podrán solicitar esta beca los estudiantes de último curso de bachillerato o ciclo formativo de grado superior que sean beneficiarios de la dotación fija por renta de la beca de carácter general del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes o del Gobierno Vasco.