La exposición Interior Berlanga. Cine, vida y humor se concibe como un largo plano secuencia siguiendo el indiscutible sello narrativo del director, con una puesta en escena cuidadamente cinematográfica a cargo del escenógrafo Carles Berga y que se divide en una introducción y siete ámbitos:
- Introducción
- «Gabinete. Refugio, vivienda y familia»
- «La escuela de la historia. Episodios nacionales»
- «Mal preparado para este mundo del cine. La vida de las películas»
- «El tour del austrohúngaro. Recuerdos de aquí y de allí»
- «Eros y miedos. Fetiches»
- «Inventario y cremá. La falla»
- «Lo berlanguiano. Sesión académica»
Bienvenida de la exposición
La muestra empieza con un primer espacio escenográfico que evoca las cajas que formaban el legado de Luis García-Berlanga. En este ámbito se ofrece la imagen de un Berlanga todavía joven y con actitud reflexiva y serena, inmortalizado en una icónica instantánea del fotógrafo Oriol Maspons. El objetivo es introducir a los visitantes en un espacio íntimo, de memoria y descubrimiento, y predisponerlos a encontrar, junto a los aspectos más conocidos de la obra y de la vida de Berlanga, elementos ignorados o poco conocidos y otros pertenecientes a la esfera personal que hablan de su formación y de los pormenores de su trabajo. Se trata de una entrada evocadora cuya intención es predisponer a los visitantes a adoptar una actitud de expectación y curiosidad.
El estudio de Berlanga
El segundo ámbito introduce al público en el espacio de trabajo de Berlanga con una reconstrucción fiel de una parte de su estudio en Somosaguas, una zona residencial próxima a Madrid, que invita a los espectadores a compartir su intimidad.
En ese espacio, Berlanga se encerraba a meditar, escribir, idear y planear nuevos proyectos, a leer y a disfrutar de sus aficiones. A lo largo del tiempo fue acumulando precisamente en ese estudio noticias, documentos y objetos sobre su vida, su imagen pública, sus amistades, el cine, la familia y la historia del país.
Depósito de memoria, de biografía y de creación, el estudio es la ventana desde la que, al final de su vida, Berlanga observó el mundo y la condición humana. Uno de los aspectos más interesantes de esta sección es la relación de Berlanga con el cine, con una serie de elementos de cine primitivo que nos introducen en la magia de la imagen en movimiento.
Y también un documento excepcional: la pieza audiovisual La barraca del cine. Se trata de una evocación de las películas que el joven Berlanga veía y que con el tiempo se convirtieron en referentes de su obra. En La barraca figuran, entre otros directores, René Clair, Jean Vigo, Fritz Lang y G. W. Pabst.
En las vitrinas se presentan las cartas intercambiadas desde finales de los años cincuenta con René Clair y Charles Chaplin. Uno de los proyectos de Luis García-Berlanga no realizados era una película con Chaplin cuyo guion se muestra por primera vez. También se exponen hojas de un dietario personal, dibujos y fotografías familiares.
Infancia, juventud e historia
La escuela tiene un papel central en la obra de Berlanga, que dedicó su último proyecto, el cortometraje El sueño de una maestra (2002), a la historia de una profesora que cuenta a sus alumnos de manera pormenorizada las distintas formas de ejecución de un hombre. Este espacio reconstruye una escuela inspirada en las que aparecen en las películas Bienvenido, Mister Marshall o Calabuch. Los visitantes podrán sentarse en uno de esos antiguos pupitres y visualizar los audiovisuales que se proyectan en la pizarra.
La obra de Berlanga tiene un contenido histórico: habla de la Historia a partir de las pequeñas historias de sus contemporáneos. Descreído, compasivo y sin dogmas, Berlanga es uno más entre ellos. Observa virtudes y defectos, los disecciona en escenas inolvidables con humor corrosivo o compasiva ternura.
En este apartado se reconstruye la infancia y juventud de Berlanga con fotografías y documentos, muchos de ellos de la época escolar. También se muestran objetos, fotos y cartas relacionados con la División Azul, a la que perteneció entre 1941 y 1942.
A continuación, una selección de documentos presenta a un Berlanga políticamente descreído que comparte inquietudes con otras figuras intelectuales de los años cincuenta, como Francisco Umbral, y que se convierte en un creador incómodo cuyas películas son objeto de especial vigilancia por parte de la censura y de asociaciones católicas. Franco llegó a tildarle de «mal español». Un aspecto poco conocido es su interés juvenil por la poesía, a la que se dedica un apartado con manuscritos originales de la infancia en Valencia y de la campaña de Rusia.
Mal preparado para este mundo del cine
«Mal preparado para este mundo del cine», le dijo Berlanga a Juan Cobos, activista y estudioso del cine, en 1961. Berlanga se escudaba detrás de esa idea y decía que le costaba crear. Sin embargo, sus películas, que controlaba estética y artísticamente al detalle, son un dechado de sutileza y precisión. En este apartado se presenta una selección de documentos de trabajo y se muestran diferentes aspectos relacionados con la creación de sus películas. Se pone de relieve la distancia entre la idea y lo rodado, y se presenta una serie de proyectos que no llegaron a buen fin.
Entre las piezas originales destacan los storyboards de Bienvenido, Mister Marshall y de Calabuch (1953), una hoja de reparto de Plácido, álbumes de localizaciones y fotografías de rodaje de La vaquilla (1985) y de Nacional III (1982). Brigitte Bardot estuvo a punto de trabajar con Berlanga a principios de los años cincuenta en Novio a la vista (1954), cuando ambos iniciaban su carrera, y ese contacto queda reflejado en un informe de la agente de espectáculos de Bardot y una fotografía de la actriz en aquel momento.
Los carteles de las películas de Berlanga permiten revivir la evolución del cine en España asociada a la transformación del diseño gráfico. Imágenes sugerentes y provocativas que eran el primer contacto de los espectadores con el mundo de Berlanga, con elementos costumbristas, humorísticos y toques eróticos. Entre el material relacionado con las películas destacan los programas de mano en forma de dólar de Bienvenido, Mister Marshall, que hacen referencia al tema de la película: la expectación que despiertan en un pequeño pueblo las anunciadas ayudas del Plan Marshall americano. El humor es un elemento indispensable en el mundo de Berlanga.
Un elenco de actores fijos componía un mapa humano icónico de su filmografía. En este apartado se presenta también la repercusión internacional de su obra, que identificó el cine de Berlanga con la visión de España en el paso del franquismo a la democracia. Berlanga gozó de un amplio prestigio en Europa, viajó a Hollywood y tuvo gran repercusión en Latinoamérica. Su último largometraje, París-Tombuctú (1999), es un viaje poético en busca de una ilusión.
Experimentación del plano secuencia
La exposición acoge un proyecto de experimentación con el público que se concibe como una pequeña clase de cine guiada por su hijo, José Luis García-Berlanga. En ella introduce el trávelin y el plano secuencia, tan propios de Berlanga. Las explicaciones se acompañan de las imágenes del rodaje de un plano secuencia de La escopeta nacional tomadas por un joven Fernando Trueba discípulo de Berlanga. Tras la explicación, los asistentes pueden probar esta técnica con una cámara sobrepuesta en un raíl que les permite realizar sus propios trávelin y llevárselos a casa tras descargarlos mediante un código QR.
En este espacio destacan también algunas piezas del archivo que documentan la faceta de profesor de Berlanga, entre las que destaca un ejercicio dibujado por su alumno y actual director de cine Víctor Erice. Y es que Berlanga mantuvo siempre la voluntad de favorecer a los jóvenes y dar continuidad al cine español.
El austrohúngaro
La palabra austrohúngaro se convierte en un talismán que aparece en varias de las películas del cineasta. Berlanga contemplaba el pasado con una mezcla de melancolía y humor. Para referirse a épocas y lugares de antaño solía utilizar esta expresión autoirónica con la que indicaba que, más allá del mundo personal desaparecido, subyacían unos temas universales.
Eros y miedos
El erotismo fue uno de los grandes tabús de la sociedad española de posguerra. Berlanga promovió una imagen de erotómano que responde a un aspecto complejo de su pensamiento: deseo, placer, tensión entre los sexos, liberación del instinto, hedonismo, libertad, visceralidad, fetichismo, moral y misoginia son conceptos que aparecen tratados en su obra y se asocian a menudo con la idea de la muerte. Eros y Tánatos se entrelazan en sus películas introduciendo una manera poética de negar la muerte y presentan el humor como una herramienta de supervivencia.
Berlanga, gran lector de novelas galantes, de las que se muestran algunos ejemplares, fue impulsor del premio y de la colección de literatura erótica de la editorial Tusquets La sonrisa vertical, que tuvo gran impacto en los años setenta. Se muestran también dibujos de zapatos y piernas femeninos ―los zapatos de tacón alto como fetiche erótico―, así como fichas sobre temas sexuales. También se pueden ver dos fotografías de primer plano de la muñeca de Tamaño natural, la película de 1974 protagonizada por Michel Piccoli.
Como contraste, en este ámbito se habla también de los miedos que acecharon al cineasta. Del miedo a las mujeres y, sobre todo, del miedo a la muerte. De hecho, el grabado de Goya Muchos han acabado así representa una ejecución en el garrote vil que nos recuerda esta otra faceta del cineasta.
Lo berlanguiano
Berlanguiano es una palabra popular que la Real Academia Española incorporó al diccionario en vísperas del centenario del nacimiento de Berlanga como un homenaje y un reconocimiento. A Berlanga, que no se empeñaba en «perdurar», le hubiera encantado, en cambio, saber que su apellido sería recogido por la RAE como adjetivo; aunque al igual que solanesco, goyesco, velazqueño o cervantino es también poseedor de un valor moral y estéticamente sustantivo.
Diversas personalidades del mundo del cine y de los estudios culturales debaten el significado de este término en un espacio multipantalla. Es una manera coral de acercarse a la personalidad y a la obra del cineasta, con una puesta en escena que produce en los espectadores la sensación de estar tomando parte de la charla. Ninguna definición por separado resume el significado del término ni la suma de todas ellas agota su sentido.
Final del recorrido: «Inventario y cremá. La falla»
Nacido entre las calles Sorní y Conde de Salvatierra, en Valencia, Berlanga contemplaba las fallas desde el entonces Hotel Londres, que fue propiedad de su familia y que daba a la plaza del Ayuntamiento, o en las calles y las plazas, desde el centro de la ciudad hasta Burjassot. La relación de Berlanga con las fallas tiene múltiples vertientes: fue distinguido con el título de Fallero Mayor y representado varias veces como ninot. Él mismo definía su cine como fallero y pirotécnico.
La memoria del fuego es un rasgo emocional visible y profundo de su valencianía. Como cierre de la exposición, el escenógrafo Carles Berga ha armado una falla con elementos emblemáticos de sus historias: el motocarro de Plácido, una bicicleta, una barca, un ataúd y banderitas americanas de adorno. Los espectadores asisten a una cremá con simulación de humo y fuego. El mensaje es que todo debe acabar y purificarse para renacer de las cenizas.
Complementan la escenografía dos objetos cargados de simbolismo: una caja de cerillas de la época de la División Azul y un fósforo que Berlanga conservó de una exposición de los años sesenta del grupo Zaj. Nos recuerdan que nuestros empeños están destinados al fuego del tiempo y a la vez nos hablan del cine que tiene la capacidad de revivir la realidad a cada nuevo visionado.