
CaixaForum Girona se sumerge hasta el fondo marino para descubrir recuerdos fascinantes del pasado
20.03.25
10 minutos de lecturaCaixaForum Girona se sumerge hasta el fondo marino para descubrir recuerdos fascinantes de nuestro pasado a través de la exposición Naufragios. Arqueología sumergida, una colaboración con el Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya - Museu d’Arqueologia de Catalunya.
La directora de CaixaForum Girona, Anna Colomer, y la comisaria y responsable del Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya - Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC), Rut Geli, han presentado este jueves Naufragios. Arqueología sumergida, una exposición que se zambulle en el mar para descubrir recuerdos fascinantes de nuestro pasado.
Barcos hundidos y objetos encontrados bajo las aguas son testigos excepcionales que nos permiten acceder a una memoria fascinante, un patrimonio que se ha mantenido conservado durante siglos en el museo arqueológico más grande del mundo: el mar.

A lo largo de la historia, el mar ha sido un nexo de unión entre los pueblos que se han establecido cerca de él. Este medio no solo nos habla de comunicación, sino también de comercio, de guerras y conflictos, de fronteras, de tecnología y de cultura. Y de viajes. Pero emprender un viaje por mar siempre incluye la posibilidad de un desastre, cuya máxima expresión es el naufragio.
Un
pasado capturado en una instantánea imprevista
Esta exposición va más allá del relato épico de la tragedia. Su objetivo es divulgar el conocimiento sobre los naufragios y la práctica de la arqueología subacuática, mucho menos conocida que la terrestre.
Las embarcaciones perdidas en el fondo de las aguas marinas son cápsulas del tiempo que, gracias a la arqueología, resurgen y nos acercan al conocimiento de nuestro pasado. El estudio de un naufragio no solo nos sirve para conocer el final abrupto del barco y de las personas que viajaban a bordo, sino que también nos explica la realidad de un momento histórico concreto en tierra firme, en el puerto de origen y en el de destino.
La arqueología subacuática se encarga de estudiar, custodiar y proteger un inmenso legado que ahora protagoniza Naufragios. Arqueología sumergida, exposición que otorga a esta disciplina el valor que se merece. En un recorrido por diferentes naufragios —tanto de la época antigua, con casos griegos y romanos, como de la moderna—, la muestra aborda la historia de la navegación, incluidos los detalles de la vida a bordo en tiempos de conflictos, así como la historia de la construcción naval y la del comercio marítimo.

La exposición surge de una colaboración con el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC), que acogió una muestra para celebrar el 30 aniversario del Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC). Ahora, la exposición se ha transformado y se ha adaptado para iniciar un recorrido por los centros culturales de la Fundación ”la Caixa”, empezando por CaixaForum Girona.
La muestra, pensada para todos los públicos, se estructura en torno a cinco grandes ámbitos:
- Dentro del gran azul: Se centra en la historia de la exploración del fondo marino hasta llegar a la arqueología subacuática como técnica de investigación científica.
- El mar, la gran vía de comercio: Se adentra en el caso del yacimiento Culip IV, un barco romano del siglo I d. C. hallado en Cadaqués (Girona).
- Mar y conflicto: Aborda el caso del
Deltebre I, un barco inglés de cargamento militar de la época moderna (1813)
encontrado en el delta del Ebro (Tarragona).
- El mar como espacio de navegación: Se
zambulle en el caso del Cala San Vicenç, una embarcación griega excepcional
hallada en 2002 en Pollença (Mallorca).
- Desde
la superficie: En este espacio se recogen todas las tareas arqueológicas
que se llevan a cabo fuera del agua, una vez acabada la excavación: desde el
estudio interdisciplinar hasta la conservación y la restauración. Por último,
se hace énfasis en la protección del patrimonio explicando el caso de la
fragata Nuestra Señora de las Mercedes, expoliada por una empresa cazatesoros.
Naufragios. Arqueología sumergida reúne 134 objetos originales, recuperados de barcos hundidos en diferentes épocas y localizados en varios puntos de nuestras costas, que nos explican nuestra historia: desde ánforas para el transporte del aceite originarias de la actual Andalucía hasta un fragmento de madera de un barco griego de finales del siglo VI a. C. o una botella localizada en un barco inglés que todavía preserva su contenido, un vino DO de Alicante muy preciado que se menciona en obras de Dumas y Dostoyevski.

También se exponen en la muestra recreaciones audiovisuales en 3D que ilustran cómo tuvieron lugar los hundimientos de los tres barcos presentados. Acompañan estas piezas escenografías de los diferentes yacimientos, así como réplicas y maquetas que ayudan a describir algunos detalles, como los diferentes sistemas de construcción naval de la época antigua.

Un
fondo marino con banda sonora original de la artista sonora Clara Aguilar
El planteamiento museográfico evoca un fondo marino, tanto en el diseño expositivo como en la propuesta sonora, de forma que el público vivirá de manera sensorial la experiencia de sumergirse bajo el agua y descender hacia la historia que explican esos yacimientos.
Para ello, la muestra se sirve de un diseño modular y atmosférico que se complementa con un trabajo de iluminación y de texturas marinas con algunas proyecciones que también contribuirán a generar esa sensación de inmersión en el mar.
La música y el espacio sonoro original e inédito de la muestra están a cargo de la artista Clara Aguilar, que los ha diseñado específicamente para las salas de CaixaForum de modo que acompañen a los visitantes a bordo de este viaje expositivo con el eco de las profundidades marinas como brújula.
Proyecto
de mediación integrado en el diseño
A lo largo de la muestra se suceden hallazgos arqueológicos de excavaciones llevadas a cabo por el CASC durante los últimos 30 años y también piezas de varios museos y colecciones, acompañadas de ilustraciones de gran formato y de diversos elementos que ofrecen lecturas para diferentes públicos y propician visitas dinámicas e interactivas, sobre todo para escuelas o familias.
En el primer ámbito, «Dentro del gran azul», se recorre la historia de la curiosidad de los seres humanos por conocer el fondo marino desde la Antigüedad hasta hoy, aunque también la voluntad de rescatar todos los objetos que se perdían y se podían recuperar. Así mismo, se aborda la historia de la evolución de la técnica desde la época antigua hasta la actual, con diferentes ingenios para acceder a las profundidades del mar, como por ejemplo la campana de inmersión, el traje de buzo clásico y el regulador autónomo.
Uno de los primeros inventos fue la campana de inmersión, un recipiente rígido y abierto por abajo que permitía mantener el aire en su interior. La primera mención a este ingenio la hizo Aristóteles en el año 360 a. C. y explicaba que la usaban los pescadores de esponjas.
La exposición recoge documentos como el del Journal des Savants (París, 1678), con la ilustración de la llamada «campana de Cadaqués», construida en 1654 por encargo de Juan José de Austria, virrey de Cataluña, con la intención de recuperar materiales de dos galeones que habían naufragado en el cabo de Creus.
Del buceo con escafandra, que se desarrolló sobre todo a finales del siglo XVIII y tuvo su apogeo hasta medios del siglo XX, se pasó en los años cincuenta del siglo pasado a la revolución del mundo del buceo con la invención del regulador autónomo por Jacques Cousteau y Émile Gagnan. Este invento supuso la democratización del acceso al fondo del mar y la posibilidad de conocerlo y estudiarlo, aunque al mismo tiempo facilitó las oportunidades de expoliarlo.
El segundo ámbito, «El mar, la gran vía de comercio», pone el énfasis en el mar como gran vía comercial de nuestra historia. Los diferentes naufragios nos aportan información sobre el tipo de comercio, las rutas de transporte y los intercambios de bienes entre comunidades geográficamente separadas.
Esta temática se ejemplifica por medio del caso de estudio del Culip IV, la primera nave totalmente excavada con metodología científica por un equipo de arqueólogos en España. Se trata de un barco romano del siglo I d. C., hallado en Cadaqués en 1984. Además de explicar su historia, se muestran 36 objetos recuperados que evidencian la diversidad de orígenes de los productos que transportaba.

Precisamente, el estudio del Culip IV, de menos de 10 metros de eslora, permitió avanzar en el conocimiento de la organización del comercio marítimo romano con la introducción de conceptos como, por ejemplo, puerto principal, puerto secundario, comercio directo y comercio de redistribución.
En este ámbito también se hace hincapié en el estudio de los elementos de cerámica de la tripulación, que nos dan información sobre la vida a bordo de los barcos.
El tercer ámbito, «Mar y conflicto», trata sobre la conquista de territorios en la época moderna que dio lugar a una nueva era, caracterizada por un desarrollo científico acelerado y por la globalización del comercio, de la política, de la tecnología y de la cultura. El uso del mar como medio de transporte de los contingentes militares y el hecho de que a menudo fuese escenario de batallas han propiciado la presencia de numerosos pecios que nos hablan de los conflictos a lo largo de la historia.
En este punto, la muestra se centra en el pecio Deltebre I, un barco inglés de cargamento militar vinculado a la guerra de la Independencia Española que zarpó de Alicante para asediar Tarragona, ciudad que en 1813 estaba en manos de las tropas francesas. El barco fue hallado en la localidad costera de Deltebre (Tarragona) en 2008. Este ejemplo permite hablar del mar como un campo estratégico militar por el cual circulaban tropas enviadas desde diferentes territorios.
El Deltebre I llevaba balas de plomo de mosquete almacenadas en barriles, proyectiles de cañones de tamaños y calibres diversos, bombas de mortero estibadas a granel, cajas de espoletas y barriles de pólvora, entre otras cosas. La carga registrada en los trabajos de excavación no era toda la que transportaba el barco, ya que una parte se recuperó en el momento del naufragio, como se explica en la documentación de la época.
De hecho, la identificación del Deltebre I fue una tarea de investigación comparable al trabajo de un detective: se tuvieron en cuenta tanto las pruebas arqueológicas como las fuentes escritas para plantear diferentes hipótesis.
De este barco destacan piezas como un cañón de bronce con el escudo de Jorge III de Inglaterra, insignias y botones de los uniformes de los soldados ingleses de artillería, diferentes elementos de la carga de munición y objetos vinculados a la vida a bordo de los tripulantes.
En este ámbito se pueden observar 38 objetos recuperados del Deltebre I, una escenografía de la excavación y también un audiovisual en el que se recrea el momento del naufragio.
Cala Sant Vicenç: una embarcación griega excepcional
El cuarto ámbito, «El mar como espacio de navegación», se centra en los restos como fuente excepcional para conocer la ingeniería naval. Con este objetivo, la exposición analiza el caso del pecio Cala San Vicenç, una embarcación griega excepcional por el buen estado de conservación de su casco de madera, hallado en 2002 en Pollença. En este espacio se exponen piezas del Museu de Mallorca que corresponden a restos originales del barco griego: 13 toneles, una madera correspondiente a la construcción del barco y 3 ánforas.
También se muestra una réplica del sistema de construcción de unión de un barco griego y otra del sistema de unión del casco romano, además de un audiovisual explicativo.
Desmentir
el mito del tesoro y de la arqueología como espectáculo
El último ámbito, «Desde la superficie», sale del agua para presentar todos los trabajos que efectúan los arqueólogos después de la excavación bajo el mar, menos mediáticos, pero tan importantes o más. Se recrea un espacio de trabajo, de laboratorio y de almacén donde se realizan los estudios y las tareas de conservación y restauración que permiten que estas piezas se puedan preservar y exponer.

Este último espacio desmiente el mito del tesoro y de la arqueología como espectáculo y hace hincapié en la obligación que tiene la arqueología de preservar el patrimonio y establecer unas buenas prácticas frente al expolio de objetos del mar. Los expertos deben decidir cuándo merece la pena extraer piezas del mar y activar el proceso de recuperación fuera del agua. El objetivo es despertar la reflexión y el espíritu crítico de los visitantes para repensar el concepto de tesoro no solo como objeto encontrado.
Para hablar de la protección del patrimonio se presentan 280 monedas, prestadas por el ARQVA (Museo Nacional de Arqueología Subacuática), del mediático caso de expolio de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes por parte de una empresa cazatesoros norteamericana.
