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27.10.25
6 minutos de lecturaEnric es el ejemplo perfecto de que todos merecemos una segunda oportunidad. Tras su paso por prisión ha superado miedos y desafíos, y hoy tiene un trabajo limpiando el paseo marítimo de Pineda de Mar gracias al acompañamiento del programa Reincorpora de la Fundación ”la Caixa” en colaboración con el CIRE y la Fundación Magone Salesians Social, una labor que responsabiliza a las personas y les permite reinsertarse en la sociedad.
Hace unas semanas, de regreso a su casa tras una jornada de trabajo, Enric preparó algo de comer, se duchó y se tumbó en la cama con música de fondo. Sonó entonces una canción que solía escuchar en momentos difíciles y recordó etapas pasadas. Abrió los ojos y tomó plena conciencia de que estaba en su hogar. «Ha llegado mi momento. Estoy bien, estoy feliz», pensó.
Enric tiene 31 años y vive en Pineda de Mar (Barcelona). Recuerda con emoción su salida del centro penitenciario, un momento de reencuentros con su familia y consigo mismo. «Tuve una sensación de libertad impresionante», asegura. Sin embargo, seguía teniendo un miedo: no conseguir readaptarse a la sociedad. La posible solución, sin embargo, la había encontrado ya en el centro penitenciario.
«Mis compañeros me hablaban muy bien del programa Reincorpora y una trabajadora social me propuso entrar en él», dice. Desde entonces, el equipo lo acompañó en todo momento y le apoyó psicológica y laboralmente. «Me trataron muy bien, la verdad», cuenta con honestidad.
Reincorpora es un programa integral de reinserción sociolaboral diseñado para ofrecer una segunda oportunidad a las personas privadas de libertad. Este programa de la Fundación ”la Caixa”, desarrollado en Cataluña junto con del Centre d’Iniciatives per a la Reinserció del Departament de Justícia (CIRE), trata de reinsertar social y laboralmente a ciudadanos como Enric para que puedan rehacer sus vidas y luchar por un futuro diferente a su pasado.
Porque la inserción laboral no solo es buscar hasta encontrar un empleo. Se trata de autoestima, de confianza, de un propósito vital, y por eso el impacto de Reincorpora es tan grande y diverso. En 2024 participaron en el programa 4.137 personas, se consiguieron 2.117 contrataciones laborales y colaboraron 1.229 empresas y 111 centros penitenciarios. Solo en Cataluña se lograron en total 455 inserciones en 436 empresas.



El itinerario de Reincorpora incluye acompañamiento, formación, proyectos de servicio a la comunidad, orientación laboral, intermediación y seguimiento. Pero la acción no solo aborda los aspectos laborales, sino que surge de una intervención integral que se ocupa de todas las variables que pueden provocar el proceso de exclusión.
Un acompañamiento holístico y, sobre todo, personalizado. Esta característica es fundamental porque incentiva la motivación en la persona participante, que es de hecho quien configura su propio itinerario, que se diseña a medida.
El acompañamiento cubre todos los aspectos de la vida, desde asuntos sociolaborales hasta, en un sentido más transversal, emocionales. Se parte del hecho de que estas personas siempre encuentran dificultades para acceder a un puesto de trabajo. «En esta fase es muy importante observar y poder trabajar de forma conjunta con la persona para comenzar un recorrido lo más propio posible», explica Miquel Baldé, técnico de inserción del programa Reincorpora en la Fundación Magone Salesians Social (Mataró).
Se trabaja para ello en entrevistas personales, en la historia de su vida, en registros de autoevaluación de la persona y en su experiencia laboral, formativa o con la comunidad para comprobar cómo se relaciona en sociedad, qué dificultades presenta y qué potencialidades esconde. Las asignaciones de formaciones o de proyectos comunitarios se realizan en comunicación permanente con las personas y se presta especial atención a sus momentos vitales y a autoestimas normalmente «muy tocadas», indica Miquel.
Esa comunicación también alcanza a las empresas, un actor imprescindible para la reinserción de este colectivo. El método es similar: en Reincorpora tratan de conocer los negocios, detectar sus necesidades y plantear posibles perfiles. «Somos mediadores de necesidades», dice Baldé. «Es esencial que las empresas estén sensibilizadas y abiertas a entablar este dialogo comunitario. Así damos oportunidades a las personas».
Enric recuerda que Miquel lo ayudó a diario con el currículum, los correos electrónicos, la búsqueda en los portales de empleo y la gestión de los trámites burocráticos. Miquel asumió también tareas más profundas, menos concretas, aunque de una importancia vital en el itinerario del programa: le enseñaba a controlar sus impulsos, lo motivaba cada día y le mostró las virtudes de mantener una constancia diaria.

«Un día llegué muy frustrado a una visita con Miquel. Pero él me ayudó a comprender la situación. Pude recapacitar y entender el momento», explica Enric, agradecido. Ese momento no fue esporádico. Miquel asegura que la constancia y la responsabilidad de Enric fueron encomiables. Jamás faltó a una cita programada, se adaptó a las circunstancias con rapidez y tampoco escondió sus dificultades, una actitud que le permitió evolucionar antes y mejor, entiende el técnico de Reincorpora.
Por eso Miquel no se sorprendió cuando Enric encontró su primer trabajo. «Se vio reflejado el esfuerzo que había realizado. Y me llamó mucho la atención que fuera en un yacimiento arqueológico. Me había comentado que veía mucho Indiana Jones de pequeño y bromeamos con eso», afirma Miquel.
La flexibilidad del programa, que prioriza lo que necesitan las personas, se demuestra muy bien con Enric: su actitud en las acciones que conformaban su itinerario individualizado de inserción y su grado de implicación en los servicios a la comunidad que se le programaron hicieron posible que una empresa de limpieza se fijara en él y le ofreciera un contrato. Ahora recorre todos los días el paseo marítimo de Pineda de Mar recogiendo residuos y limpiando la vía, uno de esos servicios invisibles pero indispensables.
Para Enric, este contrato supone más que un empleo. Disponer de un trabajo estable le ha permitido tener su piso y su autonomía. Pero, sobre todo, ha significado para el joven catalán un regreso a la sociedad: siente que vuelve a formar parte de ella. «Me siento lleno de vida. Me levanto cada mañana con una sonrisa y con ganas de cumplir con el día», expresa Enric. Se siente lleno, productivo, útil. «Uno más», añade. Ha recuperado la confianza en sí mismo gracias, en gran parte, a este trabajo.

Ahora, Enric rebosa energía y ganas. Su experiencia vital, llena de problemas y soluciones, le sirve para enviar un mensaje a sus compañeros del centro penitenciario: «Les diría que sean fuertes, que piensen en positivo y que tengan muchas ganas de trabajar».
Todas las personas pueden equivocarse, cometer errores. Pero la otra cara de la moneda es que, cuando se les acompaña, las personas responden. El caso de Enric es una prueba de que las segundas oportunidades existen.