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29.10.25
7 minutos de lecturaUn año después de la dana más devastadora de la historia de España regresamos a la zona cero de Valencia para conocer a Mamadou, un joven de Guinea-Conakri que llevaba menos de un año en Torrent cuando la gota fría anegó el municipio. Gracias a la fundación Nova Feina, entidad que forma parte del programa Incorpora, dedicado a la inserción sociolaboral, ahora tiene un empleo que, además de aportar estabilidad a su vida, le permite contribuir a las tareas de reconstrucción del territorio.
La dana de 2024 dejó la comarca de L’Horta Sud entre las zonas más golpeadas de Valencia. Un año después, la vida allí avanza a dos ritmos: el de las obras, que restituyen frenéticamente la normalidad en las infraestructuras, y el de las personas, que poco a poco intentan recuperar su serenidad y su día a día para volver a tomar las riendas de sus vidas.
Para la población «ha sido un año muy duro», afirma Vanessa Fernández, responsable de programas de Inserción Social y Laboral en la fundación Nova Feina, entidad integrada en la red Incorpora, el programa de inserción sociolaboral de la Fundación ”la Caixa”. «Aunque la situación en los municipios ha mejorado, muchas estructuras siguen dañadas», declara.
Con sede en Catarroja y Quart de Poblet, Nova Feina se dedica a ejercer de nexo entre empresas que necesitan talento para sus plantillas y personas en situación de vulnerabilidad que buscan empleo. Sin embargo, tras la gota fría tuvo que reorientar su actividad, en una primera instancia y con el apoyo de la convocatoria extraordinaria de la Fundación ”la Caixa”, hacia la ayuda humanitaria.



Cuando la dana arrasó Valencia, Mamadou, de 29 años y originario de Guinea-Conakri, llevaba menos de un año en España. Residía en una vivienda compartida y dependía de las ayudas de una asociación parroquial para su subsistencia diaria.
De un día para otro, la emergencia cortó la entrada de vehículos al municipio y los alimentos dejaron de llegar. «Estaba solo, sin comida, sin ayuda. Los coches no podían pasar por las calles», recuerda.
Derivado a la sede de la fundación Nova Feinaen Catarroja por la entidad parroquial, durante la fase de emergencia lo ayudaron con las necesidades básicas (ropa, higiene, etc.), además de apoyarlo en su proceso de regularización.
Más tarde, al detectar que en su país había trabajado en el mundo de la construcción, Nova Feina diseñó junto con él un itinerario de inserción sociolaboral que empezó con su participación en varias formaciones de pintura, paletería y electricidad, entre otras del mismo sector.
«Durante su recorrido de formación, el joven mostró un gran compromiso, especialmente con el aprendizaje del idioma, una de sus principales barreras», señala Fernández. «No hablaba muy bien español. Pero la gente fue muy simpática y paciente conmigo», cuenta Mamadou.
Luego completó sus prácticas en una cuadrilla de reconstrucción de infraestructuras afectadas «con un desempeño excelente», lo que le permitió acceder a un puesto de trabajo en el sector.



Hoy, con su situación administrativa regularizada, Mamadou sigue formándose mientras trabaja para dos empresas de reformas y obra nueva. Su actividad consiste, sobre todo, en intervenciones en viviendas y locales afectados por la dana en municipios como Paiporta, Picaña y Aldaia. «Formar parte de este proceso de reconstrucción del territorio en que habita lo ha ayudado a sentirse mejor y a ganar autoestima», subraya la técnica.
Ahora, el joven intenta asentar su futuro y dejar lo vivido atrás. «Fue muy triste y muy terrible. No lo quiero recordar. La gente lo pasó muy mal. Pero estoy contento porque mi situación desde entonces ha mejorado. Gracias a Nova Feina tengo un trabajo, mi propia habitación y comida, puedo dormir tranquilo y quizás ahorrar un poco de dinero por si enfermo o me pasa algo, ya que no tengo familia aquí», indica. Sus próximas metas: ayudar en cuanto pueda a los suyos en Guinea y, en un futuro, formar su propia familia en España.
Desde abril, los servicios sociales han derivado a 273 personas a la sede de Nova Feina en Catarroja. Sumando su actividad en Quart de Poblet, la atención ofrecida en 2025 supera el medio millar de personas.
De todas ellas, 251 participan en el programa Incorpora de la Fundación ”la Caixa” y 107 han logrado un empleo en 58 empresas colaboradoras. Según la técnica, «no todo el mundo está listo para empezar una intermediación laboral. Algunas personas todavía necesitan ganar confianza y seguridad».
Fernández cuenta que este año las familias han soportado un fuerte estrés y una enorme carga burocrática mientras intentaban recuperar sus viviendas. «La gente ha estado muy ocupada. Es ahora cuando empiezan a aflorar los problemas de salud mental», advierte.
«El tejido empresarial, social y comunitario estaba totalmente destruido, así que más que a la inserción laboral hemos tenido que dedicarnos primero a la recuperación social». Su equipo ha priorizado ofrecer a las personas un espacio de referencia, una mano amiga o, simplemente, alguien con quien hablar.
Ahora, la hoja de ruta de Nova Feina mira ya al medio plazo: su meta para 2026 es centrarse en reactivar el tejido económico. «Necesitamos pasar de fase», confiesa Fernández. Su estrategia: ayudar a las empresas con infraestructuras y plantillas afectadas a encontrar talento para que puedan recuperar su actividad. «Se habla de un plazo de recuperación mínimo de cinco años», asegura.
Hace un año, la Fundación ”la Caixa” activó un plan extraordinario dotado con más de 5 millones de euros para apoyar a las personas damnificadas por la dana. La intervención se planteó en dos fases, emergencia y recuperación, y se articuló en torno a cuatro grandes líneas de acción: emergencia, inclusión social, salud y atención a la infancia.
Un año después, el compromiso sigue vigente con el propósito de contribuir al bienestar y la recuperación de las comunidades más afectadas por la tragedia. Por ello, la Fundación ”la Caixa” ha incrementado en un millón de euros la dotación de la Convocatoria de Proyectos Sociales en la Comunidad Valenciana 2025, con el fin de seguir acompañando a las entidades sociales que trabajan en las zonas damnificadas y contribuyen activamente a la recuperación. Este refuerzo permitirá apoyar 27 proyectos adicionales, centrados en dar respuesta a las necesidades derivadas de la dana. Varias de las entidades impulsoras de estos proyectos ya participaron hace un año en la Convocatoria de Emergencia Dana.
En Incorpora, el trabajo avanza en tres frentes: formación de los colectivos más vulnerables —con foco en los oficios vinculados a la reparación del territorio y sus infraestructuras—, fomento del autoempleo —ofreciendo asesoramiento a pequeños negocios para que accedan a ayudas públicas— e intermediación laboral —tendiendo puentes entre empresas y personas con talento—.
Además de Nova Feina, en Valencia la labor también se desarrolla junto con otras entidades sociales que trabajan en el terreno: Pactem Nord, ADSIS Valencia, Novaterra, EIFOR-Xabec, Asprona y Fundación María Auxiliadora.


Un año después queda mucho por hacer en la zona cero de la dana, pero gracias al trabajo de entidades y empresas de la red Incorpora, L’Horta Sud empieza a coser su tejido social y empresarial. La reconstrucción del territorio se medirá en metros de obra, pero también en biografías que vuelven a levantarse: la de Mamadou es, por ahora, una prueba de que es posible.