Einstein, 1905, cien años de física, en CosmoCaixa
05.10.05
5 minutos de lectura"...todo podría ser una broma del Señor, que me hace ir como quiere". Con esta frase extraída de la carta de Einstein a su amigo Conrad Habicht en mayo de 1905, el físico le anunciaba lo que acabaría siendo una de las ecuaciones más famosas de todos los tiempos: E=mc2. El año 1905, Albert Einstein, con sólo 26 años, publicó cinco artículos que revolucionaron la física del siglo XX. Su aportación científica cambió radicalmente la manera de entender el Universo, y supuso una revolución en la comprensión de la naturaleza de la luz, el espacio, el tiempo, el movimiento y la materia. Para conmemorar este hecho, CosmoCaixa presenta la exposición temporal Einstein, 1905, cien años de física, con el objetivo de acercar a los visitantes estos descubrimientos y sus repercusiones hoy en día. Piezas reales, experimentos como, viajar a la velocidad de la luz y recursos audiovisuales facilitarán la comprensión de estos conceptos y sus aplicaciones prácticas como el GPS, la energía nuclear y las imágenes por resonancia magnética. La muestra también recoge la dimensión humana de este científico y las motivaciones que le llevaron a centrarse en estos cinco estudios. Einstein, 1905, cien años de física se podrá ver del 5 de octubre de 2005 a febrero de 2007 en CosmoCaixa Barcelona y del 6 de octubre a enero de 2007 en CosmoCaixa Madrid. La exposición habla de un año milagroso para la física, el 1905, un año que marcó el tránsito entre la física clásica y la física moderna. En aquel momento, cuando Einstein, un joven trabajador de una oficina de patentes enviaba sus trabajos para que los publicasen, la física era un archipiélago de tres islas que apenas se conectaban entre ellas y que se ignoraban mutuamente: la mecánica, sobre el movimiento de los cuerpos; la termodinámica, sobre los cambios de temperatura e intercambios de calor; y el electromagnetismo, sobre la luz, las corrientes eléctricas y los campos magnéticos. Cada uno de sus cinco artículos traza un puente indestructible entre dos de estas tres islas y marcan el origen de la física moderna: la cuántica, la relatividad y la física estadística. Hoy, la física busca la unificación total en la presunta teoría del todo.A través de cuatro ámbitos y un experimento por cada uno de los cinco artículos, la exposición Einstein, 1905, cien años de física pretende que el visitante se ponga en la piel de este científico para que vea como veía él, que piense tal y como pensaba él.El primer ámbito de la exposición, Motivaciones, refleja la dimensión humana de este científico y, a través de experimentos interactivos, se presentan las inquietudes científicas que llevaron a Einstein a sus descubrimientos. Probablemente, detrás de una gran vocación científica se esconde una curiosidad, una sorpresa que se expresa en forma de pregunta. Esto es lo que Einstein experimentó como mínimo tres veces. A los 5 años, se maravilló por el hecho de que la brújula se moviese sin que nadie la tocase; a los 12 queda fascinado por la elegancia de la geometría euclidiana; y a los 15 se incomoda por una insatisfacción estética en la formulación del electromagnetismo.Para acercarnos a lo que sintió Einstein a los 5 años, se ha reproducido un campo magnético en tres dimensiones. Se trata de un gran cubo con centenares de agujas imantadas, como las de una brújula, que bailan en función del movimiento de un imán.Una exposición sobre Einstein no tendría sentido sin dedicar parte de la muestra a la relatividad. Este tema es lo que se encuentra en el segundo de los ámbitos de la exposición: Lo invisible por grande. La revolución relativista. Aquí, el visitante podrá viajar a velocidades similares a la de la luz (300.000 km/s) en un simulador relativista, y comprobar que cuando se acelera, se alejan los objetos que tenemos delante, se distorsionan los que tenemos a los lados y el tiempo propio avanza más lentamente. Con estos artículos se introduce la teoría especial de la relatividad acabando con la intuición milenaria del tiempo y se explica una de sus grandes consecuencias, la famosa ecuación E=mc2. Además, en este espacio el visitante encontrará una cámara de niebla y podrá observar los choques de partículas que ven los físicos en la sala de control del CERN (Organisation Européenne pour la Recherche Nucléaire), el gran acelerador de partículas europeo de Ginebra (Suiza).La muestra sigue con Lo invisible por pequeño. La revolución cuántica, el único artículo que el mismo Einstein consideraba revolucionario, y por el que recibió el Premio Nobel el 1921. El artículo supuso el origen de la física cuántica y explicaba el efecto fotoeléctrico y la fotoluminescencia. Algunas de las consecuencias más conocidas son las placas fotovoltaicas y los omnipresentes láser. En la exposición se podrá ver uno de los más antiguos del país, propiedad de la Facultad de Física de la Universidad de Barcelona, entre otros objetos.Por último, en Lo invisible por complejo se explican, con sendos experimentos, los dos artículos destinados a demostrar la existencia real de átomos y moléculas, todavía en duda en aquella época. Uno de ellos muestra como una gota de tinta se difunde más rápidamente que otro de color diferente. Reproduce el modelo que Einstein imagina en su artículo: la velocidad de la difusión de un soluto (las tintas) en un solvente (el agua) está relacionada con el tamaño de las moléculas del soluto y la viscosidad del solvente. Así es como Einstein conecta el mundo microscópico (átomos y moléculas) con el macroscópico (disoluciones). Este trabajo contribuyó a convencer a los últimos escépticos de la teoría atómica de la materia. Conocer la estructura íntima de la materia sigue siendo uno de los grandes retos de la física. Su dominio ha permitido el desarrollo de la electrónica o los materiales a la carta.Más información: www.fundacio.lacaixa.es