El Museo de la Ciencia CosmoCaixa inaugura la exposición Y después fue… ¡LA FORMA!

Madrid

16.10.02

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CosmoCaixa, el Museo de la Ciencia de la Fundación ”la Caixa” en Alcobendas, inaugura hoy miércoles 16 de octubre la exposición temporal "Y después fue... ¡LA FORMA! (La emergencia de las formas espontáneas, vivas e inteligentes)", una original muestra que ofrece una insólita perspectiva del mundo de los seres vivos analizándolo a partir de las formas geométricas más abundantes en la naturaleza. "Y después fue... ¡LA FORMA!." reflexiona sobre cómo y por qué determinadas formas geométricas nacen y triunfan en el mundo. En la naturaleza hay formas necesarias (como la estricta redondez de la Luna o la de una burbuja en una copa de cava), formas vivas (como la redondez de tantos huevos, tantas semillas, tantos frutos) y formas inteligentes (como la redondez de una bola de cojinete o de una bombilla). Pero unas formas son mucho más frecuentes que otras. Sobresalen ocho formas básicas correspondientes, cada una de ellas, al desarrollo de una función esencial para la supervivencia de los seres vivos: el círculo genera, la espiral empaqueta, la hélice agarra, el hexágono pavimenta, la parábola comunica, el fractal intima, el ángulo concentra y la onda desplaza. "Y después fue... ¡LA FORMA!" es, en definitiva, una recopilación exhaustiva y sorprendente de las diferentes estrategias evolutivas basadas en la adopción de formas funcionales que reúne en CosmoCaixa más de 500 piezas recopiladas después de bucear en todas las disciplinas de las ciencias de la naturaleza y que explican cómo forma y función ilustran los mecanismos de la evolución de los seres vivos. En la naturaleza hay formas necesarias (como la estricta redondez de la Luna o la de una burbuja en una copa de cava), formas vivas (como la redondez de tantos huevos, tantas semillas, tantos frutos) y formas inteligentes (como la redondez de una bola de cojinete o de una bombilla). Pero unas formas son mucho más frecuentes que otras. La exposición "Y después fue... ¡LA FORMA!" es una recopilación exhaustiva y sorprendente de las diferentes estrategias evolutivas basadas en la adopción de formas funcionales, a través de la cual aprenderemos a relacionar la forma de un animal (o de un órgano) con su eficacia para realizar cierta función. ¿Por qué hay tantas esferas, tantas espirales, tantas hélices, tantos hexágonos, tanto fractales...? ¿Tienen algo en común objetos tan dispares como el ADN, el zarcillo de una parra o un muelle? Cuando la selección natural favorece una forma, cuando una inteligencia elige, inventa o diseña una forma, aparece la idea de función. Forma y función: he aquí una relación donde buscar buena parte de la comprensión del mundo que nos rodea, desde una modesta bacteria hasta la partitura de orquesta sinfónica. La idea de función especifica qué formas pasan el filtro de la selección natural y cuáles no, qué formas evolucionan y permanecen y cuáles desaparecen y se extinguen. Así, se han podido identificar ocho formas básicas, correspondientes a ocho funciones principales, que prevalecen en la naturaleza: el círculo genera, la espiral empaqueta, la hélice agarra, el hexágono pavimenta, la parábola comunica, el fractal intima, el ángulo concentra y la onda desplaza. Lo más incomprensible del mundo es, justamente, que éste sea, en gran medida, comprensible. Las combinaciones de formas no son agregaciones arbitrarias de elementos funcionales. Para sobrevivir a la criba evolutiva no sólo se deben combinar formas, sino combinarlas de manera acorde a su función y su medio ambiente. Algunas correspondencias entre formas y funciones pueden ir contra la supervivencia del individuo vivo. Por ejemplo, ¿podemos imaginar los apuros que pasaría un mono de cola arborescente en una selva? Es de suponer que no pararía de enredarse con las ramas de los árboles. De la misma manera, un felino de dientes esponjosos tendría sus días contados: no sólo no podría morder la carne, sino que los recovecos de sus dientes serían un nido de infecciones. Una tortuga con escamas circulares tampoco viviría por mucho tiempo: el espacio entre sus placas serviría de coladero para todo tipo de pequeñas alimañas. En resumen, forma y función son dos características de los seres vivos profundamente conectadas por el desarrollo de la evolución. A grandes rasgos, podemos afirmar que la selección natural ha actuado a lo largo de miles de millones de años para dar lugar a organismos con combinaciones de forma y función cada vez más complejas. Aunque no podemos (ni debemos) considerarnos la cumbre de la evolución, lo cierto es que la evolución conduce necesariamente a cierto tipo de progreso y el progreso hacia una mayor complejidad. Exposición: Y después fue... ¡LA FORMA! La emergencia de las formas espontáneas, vivas e inteligentesLugar: Museo de la Ciencia CosmoCaixa Pintor Velázquez s/n. 28100 Alcobendas. MadridHorario: Martes a domingo: 10 a 20 horaswww.fundacion.lacaixa.es