La educación preescolar, clave para moderar la desigualdad social en España. Estudio Social N.39
04.12.14
3 minutos de lecturaEl presente informe concluye que la educación temprana es una etapa formativa decisiva, que influye directamente en los resultados futuros de los niños en competencias básicas, sea cual sea su origen socioeconómico.
Los hijos de las familias más desfavorecidas son los que más se benefician del acceso a una educación preescolar de calidad. Su beneficio es dos veces mayor. Por ello, es la clave para prevenir el fracaso escolar en edades más avanzadas, y para mitigar la desigualdad de oportunidades educativas.
Aparte de la educación preescolar, el sistema educativo español no modifica el impacto de las ventajas o desventajas de partida que los niños tienen por pertenecer a hogares con más o menos recursos. Los centros educativos españoles de primaria y secundaria no alteran las desigualdades de partida que los niños traen de sus hogares, es decir, ni aumentan ni reducen sustancialmente la desigualdad de origen.
Los autores apuntan que, aunque se suele atribuir el fracaso escolar a la educación secundaria, son las etapas anteriores la clave para prevenirlo. De hecho, si la desigualdad educativa se reduce en algunas fases es solo porque el sistema educativo es más selectivo y expulsa a los que tienen peor rendimiento, entre los que los niños de orígenes humildes están sobrerrepresentados.
La universidad es la etapa en la que menos se visibilizan las desigualdades. Una vez que el fracaso escolar ha expulsado a los estudiantes con peor rendimiento en la educación secundaria, el sistema universitario genera muy pocas diferencias en el aprendizaje de los estudiantes. En consecuencia, la desigualdad en competencias matemáticas que impone pertenecer a familias con distintos recursos en la universidad se reduce un 80 % respecto a la que existe en primaria (y un 70 % respecto a la que existe en secundaria).
Por ejemplo, solo el 2 % del conocimiento que tienen los futuros profesores se asocia a la universidad en la que estudian. Esto ocurre porque, según concluye el informe, la oferta de centros universitarios está muy poco diversificada en términos de calidad.
Las crisis económicas reducen sobre todo las expectativas de los estudiantes con orígenes humildes. Entre los alumnos con un rendimiento medio, las expectativas se reducen solo un 4 % cuando los padres tienen un alto nivel educativo, y un 13 % cuando los padres tienen un nivel de formación bajo.
En la edad adulta también se hacen notar las diferencias por origen socioeconómico en las competencias básicas. Incluso años después de la salida del sistema educativo, la educación de los padres de los españoles de hasta 65 años determina sus competencias en matemáticas y lectura.
Para los españoles con educación universitaria, la diferencia en competencias numéricas entre aquellos cuyos padres tienen estudios básicos y aquellos con al menos un padre universitario es del 6 %. Para los españoles con educación obligatoria o inferior, la diferencia que entraña pertenecer a una familia con distinto origen social es de un 14 %. El informe indica que los títulos educativos, hoy en día, se traducen en competencias en menor medida que en el pasado.