Un siglo de motociclismo deportivo en Catalunya

29.07.07

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Obra Social ”la Caixa” y el Ayuntamiento de Santa Cristina d'Aro presentaron, el pasado año, la exposición Cien años de automovilismo deportivo en Catalunya. Esta muestra daba a conocer la pasión que el automovilismo deportivo ha despertado en Catalunya desde 1906 hasta 2006, con motivo de la conmemoración del centenario del Real Automóvil Club de Catalunya, fundado precisamente en el año 1906 con voluntad altamente cívica en el marco del deporte. Ahora, la nueva exposición Un siglo de motociclismo deportivo en Catalunya quiere ser un observatorio desde el que poder contemplar los cambios que se han producido a lo largo de cien años en la competición del motor: los avances de la técnica, que permiten fabricar motos cada vez más rápidas y ligeras; la progresiva sustitución de las marcas europeas por los grandes fabricantes japoneses; las mejoras en la seguridad de los circuitos, gracias a lo cual se ha reducido muy considerablemente el peligro en las carreras; la profesionalización de los equipos; la introducción de los patrocinadores, y la evolución de la técnica de pilotaje.

Paralelamente, se muestran también las transformaciones de la sociedad catalana, que ha sabido convertir la pasión por el deporte en un motor de desarrollo económico y ha creado equipamientos modernos en los que tienen lugar acontecimientos de primer nivel mundial. Uno de los atractivos de la exposición es la exposición de carteles, que revela los vínculos que ya tempranamente se establecieron en Catalunya entre el motociclismo y las artes plásticas.

En la actualidad, las carreras de motos, tanto de nivel nacional como internacional, reúnen a miles de espectadores. Muchos de ellos recorren cientos de kilómetros, formando caravanas con sus propios vehículos de dos ruedas para ver en directo competiciones en las que participan excelentes pilotos, con nombres y marcas que están en boca de todos. Además, las transmisiones en directo por radio, televisión y otros sistemas de los siempre innovadores medios de comunicación de masas hacen que el motociclismo, igual que el automovilismo, el ciclismo, el fútbol y otros deportes, llegue al mismo tiempo a millones y millones de personas de todas partes del mundo. Esto contribuye a que las industrias que hacen posible las confrontaciones deportivas sigan desarrollándose al servicio de una humanidad que ha hecho de los medios de transporte a motor ―el automóvil, pero también la moto, para los desplazamientos urbanos y por carretera― unos elementos mecánicos absolutamente imprescindibles.

Sin embargo, no siempre ha sido así, y la exposición Un siglo de motociclismo deportivo en Catalunya lo pone de manifiesto. Las fotografías reunidas en esta muestra constatan que el motociclismo deportivo tuvo entre nosotros unos orígenes muy modestos en cuanto a la repercusión pública, inferiores incluso a los del automovilismo, las exhibiciones aeronáuticas, las ascensiones en globo y el propio ciclismo. El hecho de que las motos fueran, en principio, bicicletas movidas por motores de explosión ―en Francia se ensayó, en el año 1868, un velocípedo de tracción a vapor― y que sólo puedan montar en ellas una o dos personas, fueron quizá los motivos de que al principio no impresionaran a las masas de finales del siglo XIX y principios del XX, que es el periodo en el que las naciones más avanzadas ―tanto en Europa como en América del Norte― se aceleran técnicamente y sienten la fiebre de los inventos.

En Catalunya ―concretamente en Barcelona, más avanzada tecnológicamente que otras ciudades de España― las primeras motocicletas que circularon eran importadas del extranjero, especialmente de Francia y Alemania. El motorismo fue imponiéndose, tanto en los aspectos deportivos como en los de atención a las crecientes necesidades de movilidad de los ciudadanos. Y a la manera del poeta Marinetti, que creía más propia de su tiempo la velocidad representada por una máquina de tren que la estatua griega de la Victoria de Samotracia, las motos se convirtieron en algo habitual en nuestra sociedad y ahora ya forman parte importante del paisaje urbano y del tráfico en la red viaria de Catalunya.