La Obra Social ”la Caixa” y el Ayuntamiento de Barcelona instalan 25 esculturas monumentales de Igor Mitoraj en las calles, 3 de ellas inéditas

Barcelona

07.05.07

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Igor Mitoraj es un creador singular. De origen polaco, aunque nacido en Alemania en 1944, trabajó junto a Tadeusz Kantor, uno de los grandes nombres de la plástica y la dramaturgia del siglo XX. En la década de los 70 viajó a México y realizó sus primeras exposiciones individuales en París y Nueva York. Ha protagonizado innumerables exposiciones e intervenciones de arte en las calles de todo el mundo, recuperando con su obra el espíritu del arte de Grecia, Roma y de los grandes maestros de la escultura del Renacimiento.

Las esculturas de Mitoraj nos remiten a un concepto de pasado clásico evocado por la magia de la pieza arqueológica, del fragmento escultórico en estado puro, a veces incompleto pero grandioso. Porque el artista imprime en cada una de sus obras ese valor omnipresente de la clasicidad. Su obra actual bebe de las horas pasadas ante los yesos clásicos en la Academia de Cracovia y de las visiones de piezas maestras de las épocas griega y romana, e incluso de los rostros del colosalismo precolombino. El resultado es una escultura nueva y actual varada en los principios acuñados por los siglos.

Mitoraj ha exhibido sus obras en los más diversos contextos: palacios, jardines, conjuntos históricos y museos de todo tipo. Sin embargo, son los espacios arqueológicos como los mercados de Trajano de Roma, los que nos sumergen con mayor rapidez en la esencia creativa de este personal autor, cuyos temas predilectos son el mito y la perfección de lo humano. Uno de sus temas más enigmáticos y característicos es el de la figura vendada, inspirador de múltiples versiones que van desde el cuerpo entero a rostros momificados como el colosal bronce Eros Bendato (Eros vendado, 1999) o su versión más fragmentaria Eros Bendato Screpolato (Eros vendado fragmentado, 1999). Aunque su obra más sorprendente dentro de este género es Eclisse (Eclipse), tallada en mármol blanco y que revela la virtuosidad de Mitoraj en las técnicas aprendidas de los artesanos de Pietrasanta que, desde el Renacimiento, reproducen en sus talleres esculturas de los artistas más importantes.

En cuanto a las materias, el artista rompe los moldes de la especialidad, que conlleva el dominio de un determinado material, y se adentra en caminos multidisciplinares como forma abierta de expresión. Combina todos los elementos de la naturaleza (mármol, granito, travertino, bronce, terracota y hierro fundido), y reivindica las fases del proceso escultórico y las pone de relieve en una exhibición de un oficio manual. Las calidades que el escultor logra obtener del mármol, con un refinado relieve o un indeciso abocetamiento cuando se trata de manifestar los inconclusos, sólo lo logra un escultor de su talla. El bronce lo domina, lo funde y lo retuerce como si hubiera sufrido el acoso de los agentes externos que terminan por eliminar las pátinas de las obras, por borrar los nobles acabados que el material proporciona. Deja las huellas de los remaches, secciones sin pulir y aristas sin lijar, en esa idea de lo inacabado, de lo que el tiempo no logra erradicar de entre nosotros. Sus metales están tatuados por el tiempo, por esa intemperie donde los exhibe, consciente de que es su medio más natural.

Las esculturas de Mitoraj sobrevuelan el academicismo, el carácter onírico del pasado, experimentando desde el surrealismo personal, y son transgresoras de un presente en el que creíamos que los valores de la clasicidad estaban olvidados. Mitoraj ha bebido de los clásicos pero ha sobrepasado la mera fase de la imitatio para llegar al concepto de interpretatio, lo que significa una visión desde el presente de la evocación del pasado.

Ya se instale en el histórico marco de los Mercados de Trajano, en Roma o en un paisaje como los jardines de las Tullerías en París (dos de las exposiciones realizadas por el artista en 2004), la escultura de Mitoraj establece un poderoso diálogo que desencadena una dimensión temporal: el tiempo suspendido entre el presente y el pasado.

La Fundación ”la Caixa” quiere agradecer de manera muy especial la colaboración del artista, Igor Mitoraj, sin la cual esta exposición no hubiera sido posible y, sobre todo, destacar la acogida del Ayuntamiento de Barcelona, gracias al cual se ha podido presentar las esculturas del artista en esta emblemática ciudad española.