Exposición: Confucio. El nacimiento del humanismo en China
26.05.04
21 minutos de lectura"El Maestro dijo: ¡Quisiera tanto prescindir de la palabra!' Zigong objetó: Pero si no hablárais, ¿qué transmitiríamos nosotros, vuestros humildes discípulos?' El Maestro zanjó: ¿Habla el Cielo? Las cuatro estaciones se suceden, las cien criaturas proliferan y ¿qué necesidad tiene el Cielo de hablar?'". Paradojas de la historia: la vida y el pensamiento de Confucio (551-479 aC) son una profusión de mutismos, enigmas y vacíos que, sin embargo, han dado mucho que hablar. Su primera biografía no apareció hasta tres siglos más tarde, y las Analectas son un compendio de rememoraciones recopiladas por sus discípulos, tras su muerte, en forma de conversaciones. Reconocido como sabio y venerado como santo a lo largo de la historia, las palabras del Maestro todavía hoy resuenan con fuerza en forma de aforismos, máximas y sentencias. La exposición Confucio. El nacimiento del humanismo en China desvela en CaixaForum la figura y las enseñanzas de un maestro poco conocido por el gran público, a partir de 130 obras de extraordinario valor que abarcan más de veinte siglos, algunas de las cuales se exhiben por primera vez fuera del país. Bronces rituales arcaicos de los siglos XIII al V aC; bajorrelieves funerarios de época Han (siglos I y II); los Vestigios sagrados de la vida de Confucio; objetos utilizados en la práctica de las seis artes nobles (conducción de carros, tiro con arco, ritos, música, escritura y matemáticas); esculturas funerarias de funcionarios civiles y militares de los siglos V al XII, y retratos de venerables de época Ming y Qing con sus tocados e insignias de rango, entre otros objetos y piezas, aparecen distribuidos a lo largo de un recorrido dividido en siete apartados. La muestra, organizada por la Fundación ”la Caixa”, la Réunion des musées nationaux i el Musée des arts asiatiques-Guimet (París), con la participación de la Administración Nacional para el Patrimonio Cultural de la República Popular de China, se presenta en el marco del Forum Internacional de las Culturas Barcelona 2004. La exposición Confucio. El nacimiento del humanismo en China, comisariada por Jean-Paul Desroches y Catherine Delacour, se podrá visitar en CaixaForum (av. Marquès de Comillas, 6-8), del 27 de mayo al 29 de agosto de 2004. El maestro Kong (Kongzi), conocido en Occidente como Confucio (551-479), vivió una época oscura de venganzas y guerras sacudida por profundas conmociones acompañadas de violencias y abusos de todo tipo. Junto a Laozi (570-490?) y Buda (536-480?), forma una tríada de maestros espirituales que en el siglo VI aC propugnaron la necesidad de una nueva ética social. A diferencia de ellos, Confucio no es el fundador de religión o espiritualidad alguna. Sin embargo, representa un auténtico fenómeno cultural que se confunde con el destino de toda la civilización china. Más allá de China, Confucio es una figura universal (al igual que Buda, Sócrates, Cristo y Marx), pues con él se produce algo decisivo: la reflexión del hombre sobre el hombre. Él propone, por primera vez, una visión ética del hombre en su integridad y en su universalidad.A lo largo de su carrera, intentó convencer a los gobernantes de la conveniencia de restaurar las reglas y costumbres antiguas, sin llegar a conseguirlo. Pese a sus fracasos, perseveró en su deseo de poner remedio a las crisis políticas y las luchas de poder a través de la enseñanza. Tras su muerte, sus discípulos recopilaron algunas de sus conversaciones con el Maestro bajo el título de Lunyu (las Analectas).Los datos biográficos sobre la vida de Confucio son imprecisos. Dedicado al estudio desde los quince años, pronto se convirtió en docente al servicio de una familia noble del estado de Lu, de la que se cree que también fue intendente. A los treinta años tenía numerosos discípulos y era consultado por grandes prohombres. Inició una etapa de activismo político que le llevó al ejercicio del poder en la corte de los duques de Lu, a la peregrinación y al destierro. Confucio predicó el cultivo de las virtudes y el deber de aspirar a la perfección, una cualidad humana superior que identificaba con la sinceridad y la moderación, la justicia, la lealtad y el respeto a la naturaleza, es decir, el ren, que se alcanza mediante una permanente superación personal y la disciplina moral, y no en virtud del nacimiento, como pretendía la nobleza feudal. Lo subversivo de este pensamiento es precisamente lo que molestó a sus contemporáneos más poderosos.Más que un creador, él mismo se presentó como un transmisor de las enseñanzas de los antiguos sabios chinos. Sus doctrinas se basan en el estudio, el comentario y la recuperación de los textos tradicionales, de los que supo extraer ideas nuevas. La vida de Confucio está marcada por la búsqueda infructuosa de un príncipe dispuesto a llevar a la práctica sus doctrinas de organización racional de la sociedad. Tres siglos después de su muerte, la dinastía Han convirtió el confucianismo en la doctrina oficial del Estado.La exposición Confucio. El nacimiento del humanismo en China traza un recorrido a través de más de veinte siglos de historia que permite al gran público familiarizarse con el pensamiento y la figura del Maestro: la importancia del culto a los antepasados, su vida, la recuperación de su doctrina durante la dinastía Han (206 aC - 220 dC), la práctica de las seis artes nobles, la implantación del sistema de exámenes imperiales basado en los textos confucianos (vigente en China hasta 1911), el culto a Confucio y su influencia posterior en la China imperial. Su pensamiento llegó a Occidente a través de los misioneros, y pronto llamó la atención de la elite ilustrada (Leibniz, por ejemplo, intentó descubrir sus razones más profundas y Voltaire se sirvió de su pensamiento como arma arrojadiza). Asimismo, la exposición presenta una serie de sentencias del Maestro, proyectadas en la pared en caligrafía china con su traducción al castellano y al catalán, así como una selección de fotografías de los lugares de peregrinación captadas entre 1907 y 1914 por tres misiones científicas, y fragmentos de un documental filmado a finales de 1990 por la televisión alemana.LOS SIETE ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN Confucio, descendiente de los reyes Shang, fue educado en el respeto al culto de los antepasados. Estos ritos forjaron su temperamento y se convirtieron en la base de su filosofía. Pobre, pero formado según los valores de la aristocracia, llevó una vida errante de una corte a otra para difundir su mensaje de fe en la perfectibilidad del hombre. Este valor prioritario que Confucio concedió a la educación se convertiría, a su vez, en el fundamento de la sociedad imperial: al adivino' le sucede el letrado', funcionario que ha demostrado sus méritos a través de un examen, en el marco de un sistema que se mantuvo en vigor hasta el año 1911. Por su parte, la piedad popular elevó al sabio a la categoría de santo. Éstas son las dos vertientes de la figura de Confucio que ilustra la presente exposición, estructurada en siete ámbitos. 1. Una filosofía basada en la tradición Según relatan todas las biografías de Confucio, el padre del filósofo contrajo matrimonio, a una edad ya avanzada, con una joven de catorce años con la esperanza de que diera a luz a un hijo que perpetuara el culto a los antepasados de la familia. El linaje era noble, pues el padre descendía de los reyes Shang (siglos XVIII - XII aC). La madre de Confucio, que enviudó cuando éste sólo tenía tres años, se preocupó de educarle en la tradición, lo que probablemente explica su inclinación innata por los ritos, aspecto clave de su pensamiento. En este primer ámbito se muestra una veintena de bronces arcaicos de extraordinario valor que ilustran el papel destacado de los ritos en la China antigua. Del final de la dinastía Shang data el grupo de siete recipientes de bronce, un conjunto de carácter excepcional al haber sido utilizados en el culto a los antepasados de una misma familia entre los siglos XIII y XII aC, lo que refleja la fuerza de los lazos familiares entre los miembros de la aristocracia Shang.Se muestran también otros bronces de la dinastía Zhou del Oeste (siglos IX al VIII aC), ricamente decorados con figuras y grabados con motivos geométricos. A continuación, la dinastía Han del Este, cuyo reinado se conoce como la época de Primaveras y Otoños (722-481aC) y época de los Reinos Combatientes (453-221 aC), es una etapa de conflictos permanentes entre los señores feudales en la que se debilita el poder real. La decoración de los bronces rituales tiende a desaparecer, mientras que los ornamentos de otro tipo (espejos y aderezos) son enriquecidos con incrustaciones de oro, plata y piedras preciosas (pompa contra la que, precisamente, intenta rebelarse Confucio). 2. La vida de Confucio Los datos sobre la vida de Confucio son imprecisos, pues apenas hay documentos históricos que den cuenta de su trayectoria. Sabemos que estudió para maestro público y que hasta los cincuenta años se dedicó a la docencia. A partir de entonces, inició una etapa de activismo político junto a príncipes y señores, procurando sin éxito lograr una reforma de las instituciones basada en la moderación, la lealtad y la justicia. Tras su muerte (479 aC) se construyó una pequeña escuela confuciana que funcionó hasta la fundación del primer imperio (220 aC). Los valores que predicaban los discípulos de Confucio cayeron en desgracia bajo el irascible y todopoderoso primer emperador. En cambio, sirvieron para legitimar y estructurar la dinastía siguiente: los Han (206 aC - 220 dC). Precisamente, en esta época se escribe la primera biografía de Confucio, redactada por Sima Qian (145 -86 aC), uno de los historiadores más famosos de la antigua China. Esta hagiografía, a lo largo de los siglos, se fue enriqueciendo con nuevas anécdotas hasta formar una especie de canon ilustrado de la vida del sabio. Las imágenes, acompañadas de textos breves, primero fueron grabadas sobre piedra y luego estampadas en rollo, y protagonizan los Vestigios sagrados de la vida de Confucio, que se exhiben en este ámbito. 3. El nacimiento del humanismo chino Tras la muerte de Confucio, sus alumnos anotaron los contenidos de sus conversaciones con el Maestro. Discípulos posteriores completaron y enriquecieron el trabajo, reuniendo una selección de textos agrupados bajo el título de Lunyu (las Analectas o Conversaciones), que constan de 499 pasajes repartidos en veinte libros. La influencia de los principios enunciados por el Maestro, tan arraigados en la época Han, se puede percibir en las estelas funerarias que se exhiben en este ámbito. Las paredes ornamentadas de las tumbas son testimonio de la piedad filial, y el equilibrio del microcosmos familiar se refleja en la armonía que rige la relación del príncipe con los súbditos del Cielo y la Tierra. Las escenas están ambientadas en residencias nobles y aparecen organizadas en registros horizontales, dentro de un espacio rigurosamente ordenado y animado por figuras serenas y hieráticas. En una de ellas aparece Confucio ofreciendo un pájaro como regalo a Laozi, el fundador del taoísmo.El emperador Ling Di (168-189) mandó grabar en piedra, por primera vez, los textos que expresaban la quintaesencia del pensamiento confuciano. Durante el saqueo de la capital, en el año 190, esta obra monumental (46 estelas grabadas en piedra por ambas caras con más de 200.000 caracteres erigidas en la biblioteca de la Escuela Imperial, en la actual Luoyang) fue destruida. No obstante, algunos de los escasos fragmentos que sobrevivieron se exhiben en este ámbito. Estos textos clásicos también se conservaron en soporte escrito. La versión canónica, establecida y comentada por el neoconfuciano más importante, Zhu Xi (1130-1200), se muestra bajo la forma de cuatro libros. En el marco de la exposición se presenta una de las versiones más antiguas, impresa a finales del siglo XIII y descubierta en la tumba del príncipe Zhu Tan, hijo del fundador de la dinastía Ming.4. La práctica de las seis artes Confucio creía que el ser humano podía perfeccionarse mediante el estudio. En este sentido, la enseñanza de las seis artes nobles (ritos, música, escritura, matemáticas, conducción de carros y tiro con arco) tenía como objetivo desarrollar la sensibilidad y el autocontrol, para restablecer de esta forma la armonía del hombre con el Universo. Este ámbito reúne una serie de piezas arqueológicas de gran valor que materializan el estudio de las seis artes nobles (liuyi). Mediante la práctica infatigable, el hombre de bien', sea cual sea su condición o procedencia, podrá acceder a las más altas funciones del Estado. - Ritos (li). El culto a los antepasados y las ceremonias marcan el paso de las estaciones y las diferentes etapas de la vida. La danza aparece representada a través de unas estatuillas de líneas marcadamente estilizadas que recalcan su función de carácter funerario.- Música (yue). Principal reguladora que el Cielo y la Tierra ofrecen al hombre, la música se evoca en la presente exposición mediante dos piezas clave de las típicas orquestas en tiempos de Confucio: dos carillones, uno de campanas y el otro de piedras duras. Percutidos por medio de martillos, estos dos instrumentos se solían tocar juntos, dispuestos en registros superpuestos y suspendidos de un pórtico.- Escritura (wen). Como el ritual, reproduce la dinámica y el movimiento del mundo. Se practica en una atmósfera recogida, con objetos cargados de simbolismo: la piedra donde se prepara la tinta, los pesos para sujetar la estera y el sello, todos ellos en forma de tortuga, símbolo del Universo (su imagen evoca la calma y el silencio que rodea a quien escribe).- Matemáticas (shu). La ciencia de los números es el origen de la exactitud de las medidas, de la riqueza y de la prosperidad. Este apartado incluye algunas medidas. - Conducción de carros (yu). Vehículo solar, el carro está relacionado con la guerra, la caza y los desfiles que expresan el poder del soberano. La vela en forma de arco celeste simboliza el Universo. Las clases de conducción comenzaban entre los quince y los diecinueve años. Más adelante, el dueño del carro delegaba en un conductor que le guiaba de acuerdo con un complejo ceremonial. En este sentido, entre otros objetos, se exhibe un Carro tipo rong che' con conductor de la dinastía Han.- Tiro con arco (she). Forma parte del entrenamiento físico del hombre, al igual que la conducción de carros, y permite poner a prueba el talento a través de la competición. 5. El pensamiento de Confucio en la vida pública Rechazado en vida por los poderosos, el pensamiento de Confucio se convirtió más adelante en doctrina de Estado. A partir del año 606, el Imperio instauró un riguroso sistema de exámenes (keju), basado en los escritos confucianos y las seis artes nobles, para escoger los letrados-funcionarios encargados de las cuestiones públicas. Bajo los Sui y los Tang (580-907), las figuras de funcionarios son numerosas y ocupan un lugar destacado en las tumbas. Se trata de representaciones del poder oficial más allá de la muerte y se caracterizan por un canon frontal a menudo hierático. Vestidos, tocados y otros atributos de rango contribuyen a subrayar la pertenencia a esta elite letrada que dirige el Estado. Desde los Song hasta los Qing (960-1911), los retratos pintados sobre diferentes soportes demuestran la permanencia de esta iconografía, como es el caso del retrato del venerable Qi Jiguang (1528-1587), célebre estratega de la época Ming, o de la veintena de retratos de venerables de la familia Liu y sus mujeres (que representan la cadena de un clan familiar a lo largo de las dinastías Ming y Qing, y que se conservaban en el marco de un santuario erigido en honor de los antepasados de la familia), así como de un gran retrato de cuatro venerables y sus esposas.Asimismo, este ámbito reúne ejemplos de los vestidos, ornamentos e insignias que llevaban los funcionarios-letrados para denotar su estatus social, atributos que a lo largo de la historia fueron evolucionando. Tradicionalmente, el cuerpo y el grado del funcionario se reconocían a través del cuadrado mandarín' que llevaba bordado en el pecho. Los funcionarios civiles lucían diferentes pájaros, mientras que los militares llevaban fieras, y los animales míticos eran la marca distintiva de los funcionarios judiciales. De esta forma, se exhiben un sombrero con aguja larga, una corona decorada con piedras semipreciosas, una hebilla de oro y un cinturón de jade que proceden de las excavaciones de la tumba de Zhu Tan (1371-1390), príncipe de Lu, precisamente el estado en que nació Confucio. Paralelamente se muestran tres vestidos que pertenecieron a descendientes del Maestro y que provienen de su residencia en Qufu. Dos de estos ropajes, de cuerpo y mangas amplios, son de la época Ming, mientras que el tercero, de manga ceñida, data de los Qing. 6. El confucianismo, religión oficial Si bien siempre se declaró agnóstico, Confucio es venerado como el fundador de una religión. Esta paradoja es el resultado de un dilatado proceso histórico, al que no es ajena la influencia del taoísmo y el budismo. Si bien su pensamiento se basaba en enseñanzas laicas, de carácter racional y de orden social, a lo largo de los siglos, su ciudad natal, Qufu, se convirtió en el núcleo de un culto religioso que se extendió por toda China. Las sucesivas dinastías, en función de sus intereses, atribuyeron a Confucio todo tipo de títulos honoríficos y lo elevaron al panteón de las divinidades chinas. Este ámbito incluye tres iconos inspirados en imágenes antiguas procedentes de Qufu que muestran a Confucio bajo los rasgos del ministro de Justicia del principado de Lu, en actitud docente y rodeado de dos de sus discípulos. Los diez vasos para sacrificio en bronce datados de las dinastías Shang y Zhou que se exhiben también en este apartado fueron un regalo del emperador Qianlong (1736-1795) al templo de Qufu, quien para demostrar la veneración que sentía por la figura del sabio se desprendió de las piezas más antiguas y valiosas de su palacio. Precisamente, Qufu se convirtió con el transcurso de los siglos en una ciudad santa, el corazón del confucianismo religioso. Tres son los lugares frecuentados por los peregrinos: la tumba, el templo (del que se presenta una pintura al agua) y la residencia de los descendientes. 7. La influencia del confucianismo A partir de la toma de poder y a lo largo del siglo siguiente, la dinastía Qing (1644-1911), de origen manchú, se esforzó en poner en práctica el ideal confuciano del buen gobierno. Bajo este objetivo, recuperó los antiguos cultos imperiales que habían caído en desuso desde los Han. Los altares del Cielo, la Tierra y la Agricultura y de la Luna y el Sol fueron restaurados en esta época. Situados en los cuatro puntos cardinales del Pekín manchú, en un espacio dotado de carácter simbólico, el emperador acudía regularmente para celebrar pomposos sacrificios. Para responder a las exigencias del ritual, mandó confeccionar una vajilla específica. Cuatro recipientes de porcelana amarilla son el testimonio de las ceremonias celebradas en el altar de la Tierra y la Agricultura bajo influencia del confucianismo. Asimismo, se exhibe un rollo horizontal muy largo donde vemos cómo el emperador Yongzheng (1723-1735) abre el primer surco' en el campo sagrado adyacente al altar de la Agricultura. Este simbolismo agrario no es ajeno a los europeos de la Ilustración, en particular los fisiócratas. El grabador Stanislas Helmann reprodujo esta ceremonia oficial en 1786 en un álbum didáctico. En otro grabado de la época, Monseñor el Delfín, futuro rey Luis XVI, aparece representado como labrador. Gracias a las obras de los jesuitas que inundaron Occidente, la Europa de los siglos XVII y XVIII se encaprichó de todo aquello que procedía de China, pero la intelligentsia' europea (en especial Leibniz y Voltaire) se sintió especialmente atraída por el pensamiento confuciano con el que se sustentaba el imperio chino, al que Voltaire consideraba el ejemplo de un Estado basado en la razón. Confucio. El nacimiento del humanismo en ChinaDel 27 de mayo al 29 de agosto de 2004 Inauguración: miércoles 26 de mayo, a las 20 hLugar: CaixaForumAv. Marquès de Comillas, 6-8Barcelona Horario: De martes a domingo, de 10 a 20 hServicio de información de la Fundación ”la Caixa”: Tel.: 902 22 30 40Visitas - Visitas comentadas para el público en generalMartes, jueves y sábados, a las 12.30 y a las 19 h Martes a las 10 h y sábados a las 12.30 h, visita en castellanoLos días festivos no habrán visitas- Visitas concertadas para gruposDe martes a viernes, de 10 a 19 h (previa reserva)Grupo: mínimo 10 / máximo 30 personasPrecio: 12,00 por grupoInscripción previa: 93 476 86 00Entrada gratuita ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS - CICLO DE CONFERENCIAS Confucio: el sabio de las Primaveras y los Otoños Confucio (551-479 aC) nació a finales del periodo histórico conocido como Primaveras y Otoños. La influencia que ejerció sobre el estilo de vida y el pensamiento en China fue tan decisivo que los dos mil años siguientes pueden definirse sencillamente como confucianos. Al mismo tiempo, la figura y la obra del sabio Confucio presentan múltiples dimensiones, ya que prácticamente en todas las etapas de la historia de China quienes las han estudiado han dado interpretaciones diversas, incluso antagónicas, a su filosofía. - Jueves 27 de mayo, a las 19.30 hConfucio o el hombre como eternidadJean-Paul Desroches, comisario de la exposición- Martes, 1 de junio, a las 19.30 hConfucio y el imperio de los textosAnne Cheng, profesora de Filosofía China (INALCO, París)- Jueves 3 de junio, a las 19.30 hEl Libro de los ritos' y el modo de ser chinoLaureano Ramírez, profesor y coordinador de la Licenciatura de Estudios Asiáticos (Universidad Autónoma de Barcelona)- Martes 8 de junio, a las 19.30 h¿El arte chino es confuciano?Lucia Caterina, profesora de Arqueología e Historia del Arte Chino (L'Orientale, Universidad de Nápoles)- Jueves 10 de junio, a las 19.30 hMaoísmo y confucianismo: La tienda de Confucio'Pedro San Ginés, profesor de Pensamiento Chino (Universidad de Granada)- Martes 15 de junio, a las 19.30 hUn invento del diablo: el descubrimiento europeo de la lengua chinaAlicia Relinque, profesora y directora del Seminario de Estudios Asiáticos (Universidad de Granada)ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS - MAÑANAS DE ARTE Letras, pinceles y fantasmas Este ciclo, que alternará conferencias con una selección de documentales de la serie China, el dragón milenario, ofrece una visión caleidoscópica de la civilización china. Las conferencias tratarán de las diversas artes a pincel chinas, como son la pintura y la caligrafía, así como algunos de los géneros literarios modernos y contemporáneos más populares. Por su parte, los documentales ofrecerán una visión de la nueva China a través de un ameno recorrido por algunas de sus ciudades más representativas.- Jueves 27 de mayo, a las 11.30 hViajeros entre bosques y montañas: una aproximación a la pintura paisajística chinaIsabel Cervera, profesora de Arte Asiático (Universidad Autónoma de Madrid)- Martes 1 de junio, a las 11.30 horasDocumental: China, el dragón milenarioLa herencia de Confucio: la música, las artes pictóricas y los exámenes de selectividad. Presentación y coloquio: Raffaella Salierno- Jueves 3 de junio, a las 11.30 hLa energía fluida en el silencio. El arte de la caligrafíaHsiao-Lin Liu, licenciada en Bellas Artes y profesora de Caligrafía China- Martes 8 de junio, a las 11.30 hDocumental: China, el dragón milenarioSedas, perlas y té: una producción que permanece inmutable a través de los milenios. Presentación y coloquio: Raffaella Salierno- Jueves 10 de junio, a las 11.30 hLos relatos chinos: de lo que Confucio no hablóGabriel García-Noblejas, profesor de Traducción Chino-español (Universidad de Granada)- Martes 15 de junio, a las 11.30 hDocumental: China, el dragón milenarioFamilia y sociedad: qué queda de la tradiciónPresentación y coloquio: Raffaella Salierno- Jueves 17 de junio, a las 11.30 hLa relación entre cultura, escritura y política a finales del periodo QingJuan José Ciruela, profesor de Lengua y Civilización Chinas (Universidad de Granada)- Martes 22 de junio, a las 11.30 hDocumental: China, el dragón milenarioPekín y Shangai: la capital política y la económica, cara a caraPresentación y coloquio: Raffaella SaliernoACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS - CINEFÓRUM La pantalla china Las raíces milenarias de la civilización chinas se manifiestan en todas las formas y circunstancias de la vida cotidiana de este pueblo. Historias profundamente humanas que retratan la vida de los campesinos durante la Revolución Cultural maoísta, la marginación de la mujer en la sociedad tradicional y las relaciones familiares en la gran metrópoli.- Martes 22 de junio, a las 20 hLa ducha (Xizhao), de Zhang Yang, 1999. 92 min. VOS en castellanoPresentación y coloquio final: Raffaella Salierno, licenciada en Sinología- Martes 29 de junio, a las 20 hEl rey de las máscaras (Bian lian), de Wu Tianming, 1996. 101 min. VOS en castellanoPresentación y coloquio final: Antoni Prevosti, profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona y sinólogo - Jueves 1 de julio, a las 20 hXiu Xiu (Tian yu), de Joan Chen, 1998. 99 min. VOS en castellano. Presentación y coloquio final: Ramon N. Prats, doctor en Estudios AsiáticosActividades complementarias Dirección y coordinaciónRaffaella Salierno y Ramón N. PratsServicio de información de la Fundación ”la Caixa” Tel.: 902 22 30 40Más información: www.fundacio.lacaixa.es/confuciowww.fundacio.lacaixa.es