
La exposición [Rec]uerdos. La vida a través del cine doméstico, que se estrena en CaixaForum Zaragoza, despliega todo su universo mediante seis ámbitos temáticos.
A su llegada, el público se encontrará con el título de la exposición y el salón de un hogar con la ciudad de Zaragoza de fondo precisamente para afianzar esta idea de la casa como espacio donde nace el cine doméstico. Además, se proyecta un montaje con cine doméstico de diferentes épocas para que los visitantes se sumerjan completamente en el universo de este tipo de cine.
- Introducción
- Evolución tecnológica y social del cine doméstico
- Temas y lenguajes del cine doméstico
- Las otras vidas
del cine doméstico: su reutilización contemporánea
- El cine doméstico
hoy, entre la continuidad y la ruptura
- Preservar el cine doméstico
Introducción
En una época como la actual, dominada por la cultura de la imagen, usamos continuamente los teléfonos móviles para grabarnos. El resultado lo compartimos con familiares y amigos, que disfrutan y aprecian unas imágenes que son especiales para ellos. Esta afición se remonta a los mismos inicios del cine y se fue expandiendo con la aparición de tecnologías cada vez más accesibles y económicas, desde la cámara Pathé Baby, lanzada en 1923, hasta otras posteriores tan populares como el Super-8 o el VHS.
Esta práctica, a la que denominamos «cine doméstico», fue minusvalorada durante décadas, en las que solo el cine profesional era considerado propiamente «cine». Pero desde finales del siglo pasado se han ido poniendo en valor lasfilmaciones no profesionales, de las que el cine doméstico constituye su manifestación más evidente. Su característica principal es que quienes graban, los protagonistas habituales de lo grabado y el público que verá las «películas» son los mismos: los miembros de la propia familia, que incluye, en ocasiones, al círculo de allegados.
Académicos y archivistas se interesan cada vez más por el cine doméstico, en tanto valioso patrimonio audiovisual que documenta las formas de vida cotidiana del siglo xx. Este cine permite acceder a relatos e imágenes únicos, y a veces alternativos, y ofrece un campo fecundo para la apropiación y la experimentación artística en torno a las relaciones entre imagen, realidad y memoria.
Evolución tecnológica y social del cine doméstico
Fruto de la popularidad de la fotografía de aficionado a principios de 1900, el cine pronto desarrolló su equivalente doméstico gracias a la aparición de aparatos de pequeño formato, portátiles y con película no inflamable. El espíritu detrás de esta nueva afición era muy similar: construir memorias visuales de los aspectos más amables de la vida, con el fin de contrarrestar el paso del tiempo y los efectos del olvido. Pero con una novedad importante: su capacidad de registrar el tiempo y el movimiento, es decir, de «retener la vida», según palabras empleadas en la publicidad de la época.
La evolución del cine doméstico durante el siglo xx se caracterizó por la constante innovación tecnológica y su adaptación a las nuevas formas de vida. Diferentes formatos y tecnologías –desde el 16 mm o el Super-8, hasta los VHS y el vídeo digital– facilitaron la filmación de momentos personales, influenciados también por la publicidad y los manuales, que promovían cómo y qué grabar.
Temas y lenguajes del cine doméstico
El cine doméstico es una práctica que puede parecer «repetitiva» en su contenido y en sus formas expresivas, pues todos los registros familiares se parecen bastante, como se observa cuando se analiza el material filmado a lo largo de las décadas. A su vez, se descubre también una interesante evolución tanto de las formas sociales y culturales que reflejan como del modo doméstico de registrarlas.
En esta combinación de permanencia y novedad, el cine doméstico se revela mucho más complejo de lo que parece. Sus escenas están impregnadas de una inocencia que las dota de una fuerte carga de verdad, con ese foco en los momentos felices que se atesoran para tiempos futuros. Pero esos recuerdos adquieren un relieve distinto en cada nueva proyección, contrastados con las vivencias personales y familiares. En ocasiones, la aparición de seres queridos que ya han fallecido –ese memento mori tan poderoso en este tipo de cine– potencia esas vivencias, y en otras puede adquirir incluso un tono amargo o triste en contraste con situaciones posteriores de fracaso o inestabilidad familiar. Por otra parte, su mirada al entorno local aporta un registro de la evolución de los lugares y costumbres, que termina erigiéndose en una crónica complementaria –y en ocasiones incluso paralela– a la construida por los relatos oficiales.
Las otras vidas
del cine doméstico: su reutilización contemporánea
En las últimas décadas se está produciendo una creciente reutilización del metraje doméstico, tanto en el ámbito televisivo como en el cinematográfico. En televisión, se ha hecho con fines lúdicos o con un enfoque etnográfico (para ilustrar épocas y costumbres del pasado). En el ámbito de la creación cinematográfica, se pueden encontrar desde obras que reutilizan el cine doméstico con una intención historiográfica hasta exploraciones en torno a la identidad personal y familiar, o enfoques más ensayísticos y experimentales.
Estas reutilizaciones muestran cómo las películas domésticas no se reducen a ese estereotipo que las considera una práctica marginal sin interés, sino que contienen un rico entramado de significados. Las miradas autobiográficas, que usan el propio archivo familiar, abren ya ese archivo a diversas resignificaciones. Cuando familiares y amigos desaparecen decae su sentido autobiográfico, pero emerge entonces con más fuerza su valor como patrimonio audiovisual al ser reutilizado por cineastas sin vínculos personales con ese material.
El cine doméstico
hoy, entre la continuidad y la ruptura
La primera década del sigloxxi trajo consigo cambios relevantes en el panorama del cine doméstico, con la aparición de los teléfonos inteligentes, cuyas cámaras relegaron rápidamente al emergente mercado de cámaras de vídeo digitales. El cambio tecnológico no alteró realmente los principios básicos del modo doméstico, pues muchos de los temas han mantenido su vigencia y la mayoría de los vídeos se siguen compartiendo entre familiares y amigos.
No obstante, los smartphones introdujeron novedades significativas en las prácticas domésticas. La más evidente es que ahora se dispone en todo momento de una cámara para grabar que está conectada a internet. El formato digital facilita además la producción de vídeos sin límites materiales ni económicos. Esto ha provocado que se haya multiplicado exponencialmente la cantidad de vídeos domésticos, abriendo el debate –común al uso de pantallas y redes sociales– sobre hasta qué punto la tecnología eclipsa las relaciones humanas reales. Cambia también su recepción, pues estas grabaciones se comparten por internet, lo que conlleva un visionado individual.
Preservar el cine doméstico
El cine doméstico ha generado uno de los patrimonios audiovisuales más voluminosos y diversos de la historia contemporánea, que la práctica actual –digital y en red– no ha hecho más que afianzar. Sin embargo, la preservación de este patrimonio no siempre ha sido la adecuada. Sucede a menudo que se guarda en domicilios particulares, donde no se suele prestar atención a sus condiciones de conservación. Por otra parte, la obsolescencia tecnológica impide a menudo visualizar las grabaciones si no se han digitalizado previamente, porque la tecnología necesaria para su visualización ha dejado de funcionar.
En consecuencia, las películas domésticas –especialmente en sus soportes originales– corren el peligro de desaparecer con el paso del tiempo o el relevo generacional, comportando la pérdida de un patrimonio audiovisual que en ocasiones puede ser único por su valor sociológico, etnográfico, cultural o artístico.
De ahí que sea importante preservar nuestras películas domésticas, ya sea por iniciativa propia o dejándolas en depósito en filmotecas y otros archivos institucionales. Con ese depósito, se mantiene la propiedad y se controla cualquier uso futuro de ese metraje, pero se asegura su conservación para generaciones futuras. Para su visionado en casa, se pueden digitalizar (un servicio que, en ocasiones, ofrecen las propias filmotecas). Una vez digitalizadas, se debe prestar también atención a su preservación, pues los archivos digitales tienen una vida corta si no se van actualizando.