Culturas del mundo. Colecciones

Barcelona

27.01.07

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Las wunderkammern (cámaras de maravillas) de la época de Federico III nacieron de la voluntad de atesorar. Eran lugares donde se mostraba la diversidad de la vida: todo aquello que, por su exotismo o por su rareza, despertaba la atención de los viajeros tenía cabida en ellas. A partir del siglo XVIII, las colecciones se vuelven sistemáticas y se convierten en objeto de estudio: aparecen los primeros museos y nace la etnografía. Actualmente, muchas de estas obras, lejanas en el tiempo y en el espacio, han entrado a formar parte de nuestra propia tradición cultural.

Desde este punto de vista, la Obra Social ”la Caixa” quiere comunicar a través de esta exposición un mensaje que va más allá del valor artístico de las piezas presentadas. En una época de grandes movimientos demográficos que ponen en contacto, por todo el mundo, a gentes de distintas culturas, el arte ha dejado de ser patrimonio de determinados colectivos para convertirse en un referente universal, un vehículo de comunicación, un medio de conocimiento y entendimiento entre las personas.

De esta forma, Culturas del mundo. Colecciones del Museo Nacional de Dinamarca no sólo quiere desvelar una historia poco conocida, sino también promover una reflexión en torno al origen de las colecciones etnográficas y los repertorios de historia natural como precursores de nuestros museos. Precisamente, gracias a la curiosidad de príncipes y viajeros, al afán de descubrimiento de los científicos y a la sensibilidad de los artistas, estas obras forman parte de nuestra tradición.

La exposición reúne un total de 122 piezas y objetos recogidos durante los siglos XVII y XVIII, tanto en el hemisferio sur como en el norte, que pertenecieron a diversos pueblos, desde los esquimales hasta los del Pacífico. La muestra está dividida en cinco ámbitos temáticos: De las cámaras de maravillas al museo, África, América, Asia y Oceanía.

DE LAS CÁMARAS DE MARAVILLAS AL MUSEO

Los grandes viajes de exploración despertaron en toda Europa el gusto por los objetos exóticos y singulares traídos de países lejanos. Así surgieron las Wunderkammern o cámaras de maravillas, que reunían objetos naturales y piezas creadas por la mano del hombre, dispuestos teatralmente para resaltar su carácter fabuloso. Con el tiempo, estas colecciones heterogéneas, agrupadas a partir del gusto personal de aristócratas, científicos y príncipes, dieron lugar a repertorios exhaustivos de historia natural y a las primeras colecciones etnográficas.

ÁFRICA

Los viajes de exploración de la costa africana pusieron de moda el arte de este continente, modelado según el gusto europeo, que se incorporó a los gabinetes de las colecciones con el nombre de arte afroportugués. Las máscaras y esculturas de las antiguas sociedades tribales ocupan un lugar esencial. Entre 1660 y 1850, los traficantes de esclavos daneses se instalaron en la Costa de Oro, la actual Ghana. El museo exhibe las obras reunidas por el último gobernador de la plaza, Edward Carstensen, que fue un gran coleccionista. En 1968 completó sus fondos al incorporar la colección de Carl Kjersmeier, con 1.400 objetos de los mejores estilos africanos.

AMÉRICA

El Museo Nacional de Copenhague exhibe un conjunto de piezas singulares, entre ellas las esculturas aztecas de mosaico de turquesa que Hernán Cortés envió a Carlos V, que son el testimonio de la fascinación que despertó en Europa el mundo precolombino. Junto a éstas, hay una importante colección dedicada a las culturas de América del Norte, desde Alaska hasta California. En este ámbito, las aportaciones danesas son especialmente significativas. La quinta expedición del explorador Knud Rasmussen a Thule, entre 1921 y 1923 (de la cual se proyecta una película en la exposición), proporcionó 20.000 objetos esquimales. Gracias a la aportación de otro explorador, Johan Petersen, el museo dispone de un fondo único dedicado a las culturas de Groenlandia.

ASIA

A partir de 1618, los daneses estuvieron presentes en Tranquebar, en la costa este de India. Desde este enclave establecieron contactos con China e Indonesia. El comercio de las especias estuvo acompañado de la importación de objetos preciosos (tejidos y cerámicas, seda y porcelana), que contribuyeron a incrementar el interés popular por el Oriente misterioso. Entre los fondos del Museo Nacional de Copenhague destacan los materiales etnográficos recogidos por dos expediciones a Mongolia, entre 1936 y 1939, que permitieron a los científicos acceder a las sociedades campesinas del interior, todavía hoy muy poco conocidas.

OCEANÍA

Núñez de Balboa descubrió los Mares del Sur en 1513, pero la exploración sistemática de las islas del Pacífico no empezó hasta el siglo XVIII. A mediados del siglo XIX, el incremento de los viajes comerciales y las expediciones balleneras llenaron el mercado de objetos procedentes de Oceanía. En torno a éstos surgió el mito del hombre feliz, el buen salvaje integrado en la naturaleza. Entre las piezas del Museo Nacional de Copenhague se encuentra un collar que perteneció al capitán James Cook. Una parte de la colección es fruto del viaje de la embarcación danesa Galatea, que entre 1845 y 1847 dio la vuelta al mundo, haciendo una larga escala de estudio en Hawai y Tahití.